El colombiano jugó 19 partidos en el semestre,
convirtió un gol y recibió una roja.
Vicente Muglia Vmuglia@ole.com.ar
Para los hinchas de Independiente y para Olé, Fabián
Vargas fue el jugador que más se destacó entre los que llegaron a mitad de año.
De los ocho refuerzos que sumó Independiente antes del
torneo Inicial había varios candidatos para ganar el premio a la mejor
incorporación una vez que finalizara este 2012.
Luciano Leguizamón venía con el
título de Arsenal bajo el brazo y un nivel superlativo, Paulo Rosales llegaba
con la venia de un tal Ricardo Bochini, Víctor Zapata traía su comprobada
regularidad en el exitoso Vélez...
En ese contexto, Fabián Vargas surgía como
una incógnita.
No sólo porque hacía tres años que no actuaba en el fútbol
argentino (anduvo por España y Grecia) y muchos le habían perdido el rastro
sino porque arribó a Avellaneda casi sobre el inicio del campeonato y con una
inactividad importante.
Sin embargo, en estos últimos días del año no hay lugar
para la polémica.
Los promedios de los puntajes de Olé y una encuesta en la web
del diario arrojaron un resultado inobjetable: Vargas fue el mejor.
“Recibir el afecto de la gente es una satisfacción. Les
quiero decir muchas gracias a todos los hinchas por el cariño recibido este
año, además de desearles unas Felices Fiestas. Quiero decirles que en lo
colectivo vamos a seguir trabajando para poner al equipo en el lugar que se
merece”, fue el mensaje, vía Twitter, que Vargas, desde sus vacaciones en
Colombia, le envió a Olé para transmitirle a la gente.
Dentro de la mala
campaña del equipo y de los nervios que lógicamente exaltaron a la mayoría, sobre
todo en las últimas fechas del campeonato, el volante fue uno de los pocos que
se ganaron el reconocimiento de los hinchas.
Pedido por Cristian Díaz, Vargas tardó bastante en
aparecer por Independiente. Si bien la negociación por su fichaje fue una de las
primeras en comenzar en el receso invernal, un tema personal (el nacimiento de
su hija en España) demoró la firma de los papeles correspondientes al préstamo
por una temporada. Ausente en la primera fecha ante Newell’s, fue suplente (y
debutó) en la 2ª ante Vélez y le tocó ser titular en la 3ª contra Racing. En
ese partido, pese a la derrota, fue el mejor del Rojo. Claro que lo que le
faltó fue constancia. No sólo por lesiones (una fue un desgarro en el glúteo) y
suspensiones (lo expulsaron ante Arsenal) sino por jugar varios partidos como
carrilero por derecha y no en su puesto natural de volante central.
“No vine a Independiente para salvarme del descenso
sino para pelear el título”, declaró con firmeza apenas arribó al país. Su
rendimiento fue acorde a aquel deseo. Ahora, en el 2013, será cuestión de que
el grupo se contagie de quien fue, sin dudas, el mejor refuerzo.
Fuente Olé
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