Favio Verona Fverona@ole.com.ar
Varios jugadores decayeron y por eso Gallego lanzó una
advertencia. Los números respaldan su teoría.
Quizás una de las mayores virtudes que puede
endilgársele a Américo Gallego es su capacidad para potenciar los rendimientos
individuales de sus jugadores y por consiguiente el funcionamiento colectivo de
sus equipos. No existe una fórmula mágica ni un procedimiento esotérico para
producir cambios abruptos, pero los efectos posteriores al desembarco del Tolo
en Independiente no tardaron en irrumpir. Apenas cuatro partidos precisó el
técnico tras su asunción en la quinta fecha ante Godoy Cruz para que se viera
su mano. El equipo no sólo cortó con él una racha de 16 partidos sin victorias,
sino que además hilvanó cinco triunfos consecutivos, lo que antes de su arribo
parecía ser una trama de ciencia ficción.
Tras el empate ante San Martín de San Juan, el Tolo
advirtió que en los últimos cuatro partidos se produjo un sisma en los
rendimientos de varios de sus jugadores y, artero, decidió actuar en
consecuencia para evitar que la caída se profundice hasta un punto sin retorno.
“Esto es simple, ahora que no tenemos Copa de por medio va a jugar el que mejor
esté”, anticipó el entrenador, apelando a un procedimiento futbolero arcaico,
pero que surte efecto en cualquier punto de la línea cronológica.
“El técnico tiene en sus jugadores la misma influencia
que un maestro en sus alumnos. Si es un buen entrenador tiene el 100% de
importancia en la evolución de sus jugadores. Si es un mal técnico tendrá el
100% de responsabilidad en los malos rendimientos. En el fútbol hay dos clases
de técnicos: los que potencian al jugador y aquéllos que le arruinan la carrera
para siempre”, explicaba César Luis Menotti. Hoy, quizás sin saberlo, el Tolo
se nutre de los postulados de aquella filosofía que no se encuentra en
cualquier estantería de biblioteca. Y aplica algunos de ellos con un léxico
despojado de cualquier tipo de virtuosismo. Por eso, el domingo, el DT lanzó un
llamado de atención al advertir que el Rojo se acerca al nivel de las primeras
fechas y que deben recuperarse porque el promedio acecha. No quiere permitir
que sus jugadores pasen a ser los auténticos decadentes.
Fuente Olé

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