“Si nos mandan
al descenso que quilombo se va a armar”, cantaron los hinchas.
Por Favio Verona
Un grupo de hinchas, enardecido con Pitana y también
con los jugadores porque el equipo no gana, apedreó el micro y mostró un trapo
con un mensaje intimidante.
Si nos mandan al descenso que quilombo se va a armar”.
El cántico estridente retumbó en el hall principal del estadio una vez
consumado el empate.
Allí, un grupo de hinchas enardecidos con los jugadores se
juntaron para descargar su bronca y colgaron una bandera amenazante.
“La
paciencia se acabó”, decía el trapo que fue retirado con celeridad por personal
del club.
Fue un presagio de lo que vendría, ya que cuando el
plantel emprendió la partida, el chofer del micro que los trasladó decidió
cambiar su recorrido programado ya que se preveía un ataque con piedras.
Los
jugadores fueron advertidos antes de salir y cerraron todas las cortinas, pero
de todas formas el ómnibus fue apedreado a pocos metros de la cancha.
Ya en la previa del partido, la barrra había pergeñado
en conciliábulos un nuevo capítulo con maniobras espurias, otro golpe
estratégico, una más de sus inescrupulosas tropelías.
Los violentos tenían un
final preparado para el clásico.
Si las líneas de ese desenlace no salieron a
la luz fue porque hubo un llamado.
Rubén Bacca, integrante del Juzgado N°5 de
Lomas de Zamora, recibió por la mañana un aviso anónimo que encendió todas las
alarmas.
“En la tronera N°2 la barra juntó objetos para arrojarles al campo de
juego durante el partido”, advirtió la voz del otro lado del teléfono.
Antes de que el público ingresara al estadio, Bacca
realizó una inspección y encontró piedras y barras de hierro en el tercer y
cuarto piso de la tronera. El juez decidió inhabilitar el sector, pero la jefa
de seguridad del Rojo, Florencia Arietto, realizó un requisa y ordenó desechar
los elementos hallados, por lo que la tronera fue habilitada.
Fuente Olé
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