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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ojos DDT: No es sólo un momento






Por Matias Amato

Hay tiempos y momentos para cada cosa. De relajación, momentos de extrema atención, de esfuerzo y de desgano.

Lo mismo pasa en el futbol, un partido se compone de diferentes momentos, y aquel que sepa manejarlos y aprovecharlos saldrá favorecido. 

El partido ante Lanús evidenció los siguientes cuatro cambios de situaciones:

El primer momento del encuentro es el que podemos reconocer desde el comienzo hasta el gol de Romero.

Aquí se pudo ver a Lanús siendo más incisivo que Independiente, comandado por Regueiro, quien antes de cumplir los 10 primeros minutos del partido ya había concretado 3 desbordes.

 El equipo de Gallego tuvo que reacomodar la defensa por la lesión de Morel, se mostró nuevamente falto de profundidad y de armado de juego, además de dejar a la luz nuevamente falencias en la presión para recuperar el balón.

A pesar de las oportunidades que se presentaban para la visita, esta etapa del partido pudo haber finalizado favorable a Independiente, si el árbitro Loustau hubiera convalidado el penal que le cometieron al joven Benítez, pero no fue así.

Y el mismo juez no sancionó la infracción del 10 del granate sobre Tula que terminó dándole la oportunidad del gol a Lanús.

De esta forma se generó el desequilibrio, el cual no provino de la supremacía del rival, sino de uno de los tantos errores de la autoridad que dirigió el juego.

El segundo momento  del partido es el pequeño lapso de tiempo que se da, desde el minuto 37’ hasta el final de la primera etapa.

Aquí, con el resultado favorable a la visita, Independiente emprendió con más valor que futbol la misión de buscar un empate rápido, que nunca consiguió. Factores a considerar: la centralización de los ataques, la falta de alternativas ofensivas que llevó a repetirse en centros para un Vidal que no se destaca por el juego aéreo.

El tercer momento lo podemos enlazar con el inicio de la segunda etapa hasta la lesión del juvenil Buter (por una clara falta de Regueiro), que terminó dejando a Independiente con 10 jugadores.

En este momento, el Rojo adelantó sus líneas buscando asfixiar al rival y dejando mucho espacio para el contraataque del adversario.

Hubo una jugada que pudo haber devuelto el equilibrio en favor de los del Tolo, el remate de Zapata que dio en el travesaño, sin embargo la arremetida culminó al perder al único jugador de ataque por naturaleza que había en cancha para los de Avellaneda.

El cuarto y último momento, fue la larga agonía que sufrió el Rojo desde los 10 minutos del segundo tiempo hasta el final. Con un jugador más, Lanús hizo su mejor juego, busco aprovechar la desorganización y desesperación roja con ataques desde los laterales hacia el centro, evitando así chocar con Battion y Zapata.

Solo quedó tiempo para alguna esporádica acción en ataque para  Independiente, que fue consumida por el orden táctico y la estabilidad emocional del equipo de Lanús.

De los cuatro quiebres que hubo en el partido, dos cedieron en merced del fin del tiempo de juego y los otros dos a los pies de la mala actuación del árbitro. Más allá de esto, el DT debe de buscar la solución para partidos donde el rival sorteó la presión del mediocampo rojo y trabajar en las vías de ataque que prefiere utilizar de cara al futuro.


Fuente Infierno Rojo

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