Sí, claro, si la pelea era en serio...
Los barras coparon la tribuna que da a Figueroa Alcorta el
año pasado. ¿Y ahora?
Gustavo Grabia Ggrabia@ole.com.ar
Insólito: la AFA aún no pidió el derecho de admisión para el
sábado trabada en una disputa legal con el Gobierno.
En la semana en que hubo una nueva víctima fatal por la
violencia en el fútbol, en el mes en que recrudeció a niveles insospechados el
accionar de los barras bravas, la AFA en una nueva actitud autista se enfrascó
en una discusión legal con la Unidad de Coordinación para la Prevención de la
Violencia en Espectáculos Futbolísticos (Ucpvef) y a tres días del partido
contra Ecuador, aún no mandó la nota al ministerio de Seguridad para que el
sábado se ejerza el derecho de admisión.
En la mira de esa dependencia
gubernamental están 500 barras que tendrían su ingreso prohibido, pero en el
Ministerio aseguran que no pueden hacer nada para impedirles el ingreso si la
casa madre del fútbol no solicita por escrito que se les aplique la
restricción.
Por el contrario, la AFA argumenta que el convenio firmado en 2009
con la ex Subsef es suficiente para que la Policía actúe, aunque en realidad
hay antecedentes suficientes en la Justicia que indican lo contrario, que para
que el derecho de admisión revista fuerza de ley y no pueda ser volteado con
una medida cautelar, se necesita el expreso pedido del organizador del
espectáculo, en este caso la AFA.
La discusión tuvo otro capítulo ayer sin final feliz.
En la
Ucpevef aseguran que si AFA se pone las pilas, están en condiciones de
prohibirles el ingreso a todos los integrantes de la ONG Hinchadas Unidas
Argentinas, a todos aquellos barras que tengan causas judiciales aún cuando sus
clubes no los incluyan en el derecho de admisión (los líderes de Boca y River
son los ejemplos más contundentes de esto) y a los capos de las demás barras
utilizando una figura existente en el Código de la Justicia Porteña pero que
rara vez se aplica por el cual se considera una contravención el pararse en un
paravalancha.
Hoy habrá otra reunión para destrabar la situación. Y saber
si el compromiso verbal de echar a los violentos de las canchas, se traduce en
hechos.
Fuente Olé
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