Escrito por: Pedro Molina
Es un dolor escribir sobre este Independiente tan
desprestigiado en las últimas tres fechas, pero evidentemente algo está
fallando.
En las calculadoras de largo plazo, entre Arsenal All Boys y Olimpo
muchos anotaban más de seis puntos.
Sin embargo, tras haber disputado los tres
partidos, Independiente sigue con los mismos miserables 17 puntos.
En el último encuentro con Olimpo, se volvió a recibir un
gol tempranero aunque a diferencia de los anteriores, hubo cierta respuesta y
se llegó a empardar el partido.
La reacción se basó prácticamente en la pérdida
de ambición del aurinegro y la falta de jerarquía de sus jugadores (último y
casi descendido).
Con ese panorama, Independiente avanzó, encontró un centro
desde la derecha, un error del arquero y la oportuna aparición de Farías.
Desde el arranque, Cristian Díaz apostó por un mediocampo con
Monserrat y Pellerano como doble cinco.
Esta dupla flaqueó desde los treinta
segundos cuando Pelle falló en la entrega de un pase de dos metros y la jugada
terminó en un gol invalidado.
De todos modos no hay que caerle con todo al ex Chicago por
esa jugada.
A los siete minutos perdió su segunda pelota, generó una nueva
contra y luego fue el eje de un equipo desorientado con remates a cualquier
lado y poca claridad en la salida.
Su rendimiento fue parejito… Al lado suyo
Monserrat tampoco mostró lo mejor, no tuvo un socio de juego y fue sustituido.
Si bien al principio se podía leer un 4-2-3-1 con un Parra
más cercano a la línea de volantes, rápidamente mutó en un 4-4-2 sin profundidad
y menos generación de juego.
Por las bandas, Osmar Ferreyra y Lucas Villafañez
volvieron a la irrelevancia que habían abandonado en los primeros partidos con
el nuevo entrenador.
La dupla Farías-Parra confirmó que pueden convivir juntos y
más en un equipo donde cuesta encontrar jugadores con buen presente.
Con el
correr de las fechas (sí, por ahí soy demasiado optimista) seguramente se irán
entendiendo y complementando mejor.
Lo que no puede ser de ninguna manera es
que jueguen juntos para luchar contra los centrales rivales como ante All Boys
o peor aun para compartir cancha con un tercer delantero de características
similares como Vidal.
En lugar de una apuesta a algo (jugar con doble nueve) se
termina convirtiendo en una decisión desesperada e infundamentada que los
jugadores notan y descreen.
Por último y no por casualidad, hay que hablar de la defensa
y el arquero.
Gabbarini no está en su momento en el que parecía imbatible bajo
los tres palos.
En el primer gol fue cómplice de la ingenuidad de los
defensores reclamando y en el segundo se vio sorprendido por un cabezazo desde
la medialuna.
Los cuatro defensores también están en un nivel bajísimo.
Desde
el punto de vista individual no es tan notorio como colectivamente.
Argachá
está haciendo culto a la frase “El tres habilita”, Vallés parece no llegar
nunca bien a un cierre y la dupla central que daba tantas garantías no está
pasando un buen momento.
Milito resuelve con algo de lentitud y Velázquez
parece ser un rebelde sin causa.
En fin, se sufre cada vez que el rival pasa mitad de cancha,
se desarmaron las piezas que parecieron firmes por algunos partidos, cayó esa
actitud de imponerse ante todo, se perdió la picardía y reina el desconcierto.
Y como nos acostumbra este fútbol, Christian Díaz pasó a estar en duda,
Independiente teme por el descenso de ¡2013! y se tienen que ir todos los
jugadores.
Nada es tan así, pero si nos basamos en la frase “La única verdad es
la realidad”, ésta no es más que desconcierto.
Fuente Muy Diablo
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