Velázquez y Monserrat corren detrás del héroe de la noche.
Fue su 3° gol en el Rojo.
Debora D’amato Ddamato@ole.com.ar
Osmar Ferreyra abrió el partido con un golazo. Fue un
festejo muy especial: se lo dedicó a su pequeña hija Morena, quien viene de
atravesar un problema de salud.
Fue un golazo.
Por la definición, digna de esos remates de
larga distancia onda Premier League.
Pero más lo fue por el significado
sentimental... Que todos los titulares y suplentes de Independiente fueran a
abrazar y felicitar a Osmar Ferreyra no ocurrió solamente porque el Malevo
abrió un partido que estaba difícil por la resistencia de Banfield.
Desde hace
varias semanas, el volante viene jugando un partido más difícil: antes del
clásico con Boca se enteró de que su hija Morena tenía un tumor en un ojo y
antes del choque con Racing se lo extirparon como parte del tratamiento para
curar la enfermedad. “El gol se lo dedico a mis amores”, le contó Ferreyra
anoche a Olé.
Hablaba de Morena, claro, y también de su mujer Agueda y de su
otra hija, Taysa.
De la noche a la mañana, el Malevo quedó atrapado en una
pesadilla. Morena, su hija menor de tres años, debió someterse a una serie de
estudios médicos donde se le diagnosticó un tumor cancerígeno en su ojo
izquierdo. “Pensamos que se podía tratar sin perder el ojito pero
desgraciadamente ya estaba cieguita. Fue durísimo. No se lo deseo a nadie”, le
confesó el Malevo a Olé , el pasado 19 de abril. Así, por primera vez, el
jugador hablaba de su drama personal.
Lo importante es que Morena se encuentra bien. E incluso
estuvo en la cancha el día del 4-1 a Racing.
Pese a la difícil situación
personal que le tocó vivir, Ferreyra sólo faltó a un entrenamiento. Y como le
pasó a varios futbolistas, su nivel fue creciendo desde que Cristian Díaz se
hizo cargo del plantel.
Con Ramón no tuvo mucha continuidad, en parte por sus
flojas actuaciones cada vez que le tocó jugar.
Sin embargo, con el cambio de
entrenador tuvo un partido bisagra: el 5-4 en la Bombonera.
Esa tarde fue el
autor de un gol (de tiro libre) y participó en dos de los tres de Farías.
Ayer, Ferreyra volvió a ser clave para el Rojo.
A ese
zurdazo al ángulo le sumó un centro perfecto para el 2-0 del Tecla.
Lo suyo fue
un golazo.
En la cancha y en la vida.
Fuente Olé
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