Por: Lucas Sawczuk @lucassawczuk
¿Cómo sacar los tres puntos sin ganar el mediocampo?
¿Cómo generar chances de gol sin un creador de juego?
¿Cómo ganar un partido sin morir en el intento?
¿Cómo ser siempre ofensivo sin desvariar las líneas?
Independiente sigue en un intríngulis constante y da la
sensación que si no cambia, se lo devora el tiempo.
No hay tiempo para más errores.
La lucha por el descenso está a la vuelta del semestre, y
quien no quiera oír, que luego no insulte a los cuatro vientos.
Parece pesimista el mensaje, aunque yo lo encajo en lo
realista.
Llegó la hora de cambiar, de aceptar el reto e ir para
delante de otra forma, de ajustar líneas, de cambiar…eso…de cambiar.
Quedó claro que Independiente no puede cambiar la historia
de esta manera, con este sistema.
La idea no es crear un boicot “tumba técnico”, sino que el
propio entrenador entienda que así la cosa no va y que acepte el clamor
popular, mediante una sana autocrítica, y modifique algunas ideas.
El “estamos mejorando” ya cansó.
No suma, sino que confunde.
¿A qué jugador le gustará que su entrenador lo agrande
cuando sabe que las cosas no funcionaron?
Eso no es motivación, es autoboicot.
La motivación debe venir por otro lado, principalmente
aceptando los errores y trabajando sobre ellos de la forma más noble y exigente
posible.
No sólo ese punto debe aceptarlo el DT y su cuerpo técnico,
sino también por los jugadores.
No sirve el lamento
si no existen motivos para lamentarse.
Hay que cambiar, por el bien de Independiente.
Y cuando se habla de cambio, repito, no se habla de ninguna
revolución, solamente de saber a qué jugamos.
Tan simple como eso.
El primer problema grave se inicia en el mediocampo.
En el patético fútbol de hoy, quien pierde el mediocampo,
cede el partido.
Todos corren y meten y, si las ideas y las bases no están
claras para emprender otras cosas, todo se hace muy complicado.
Ahora, ¿para qué jugar con Defederico de 8 y Patricio
Rodríguez de carrilero por izquierda?
Muchos diarios hablaron que Ernesto Farías tuvo un flojo
debut.
Habría que recordar que las dos acciones que tuvo en el
área, las resolvió bien.
Un centro atrás que no pudo anticipar Leonel Nuñez y una
chilena sobre el final que se fue cerca del palo.
¿Cuántas pelotas le dieron al “Tecla”?
¿Cuántos mano a mano tuvo?
Lo cierto es que sin génesis de juego no se puede reclamarle
nada a los delanteros.
Ramón pretende un equipo ofensivo.
Eso se celebra, pero no sus formas.
Si un equipo con algunas armas interesantes planea ganar una
guerra sin pensar un poco en el rival y en sus dificultades, está en serios
problemas.
Independiente necesita un ocho, que lo puede tener en Walter
Busse (si no tiene continuidad es difícil que pueda agarrar ritmo, al igual que
Roberto Battión, más allá de los gustos), pero también necesita generar juego,
tener la pelota, ganar la posesión, el terreno, cuidar las líneas, agruparse,
ser un equipo corto.
Hay poca autocrítica y las cosas no van.
El verano se consumirá e Independiente sigue sin marcar
goles, los cuales no llegarán por arte de magia, sino por decantación, por
elaboración y sorpresa.
Cuando dos jugadores rápidos, como “Pato” y Defederico
arrancan a 50 metros del arco rival: ¿Qué contra se puede armar?
¿Qué chispa se puede generar?
Ninguna.
Se perdió con un equipo débil que, salvo algún lapso corto
de juego, jamás fue superior.
¿Para ganar hay que cambiar?
Sí, absolutamente.
Ojalá el entrenador entienda que su sistema no encaja y no
sorprende.
Que cambie para mejorar, para refrescar, para desintoxicar.
Que los cambios sean línea de cal para adentro.
Y no nos confundamos: no va solamente una fecha, sino un mes
y medio donde lo productivo, fue sólo lo físico.
A variar, Ramón…
Fuente Muy Diablo

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