Nadia Teclaff | nteclaff@ole.com.ar
Cuestionado por el mal arranque del equipo en el torneo,
dejó en claro que nadie le dirá cuándo irse: "Tengo bastante
experiencia".
Los tiempos en el fútbol argentino son efímeros.
Todo dura
apenas un instante. O fechas. Y los entrenadores lo saben. Por eso, rinden
examen prácticamente cada fin de semana.
Y en esa situación parece haber
quedado atrapado Ramón Díaz.
Independiente arrancó perdiendo las dos primeras
jornadas del Clausura (contra San Martín SJ y Lanús, ambos por 1-0) y, claro,
el primer apuntado es el DT. “Viendo la situación y el momento, no voy a
esperar a que los dirigentes me digan qué tengo que hacer. Tengo bastante
experiencia”, avisó el técnico en la conferencia de prensa post entrenamiento,
refiriéndose a una hipotética salida forzada por la Comisión Directiva.
En
síntesis: él será el que renuncie si lo cree necesario. “Si hay cosas que no
funcionan, voy a ser el primero en decir gracias y hasta luego”, reconoció, por
si quedaban dudas, un rato después en 90 Minutos por Fox Sports.
En el seno de la dirigencia hoy ven como una locura que se
vaya, más allá de ciertos cuestionamientos que puedan existir de parte de
algunos.
¿Por qué?
Consideran que todavía no trabajó el tiempo suficiente como
para comenzar a pensar en un despido (contando estas dos primeras fechas, lleva
18 partidos en el club).
Incluso son optimistas ya que, a pesar de que el Rojo
arrancó con el pie izquierdo, ven entero a Ramón y están convencidos de que
podrá cambiar la mala racha.
A lo mejor, esta frase del Pelado, aclarando que
sabe cuándo dar un paso al costado, tiene que ver con su pasado. Aquel
desencanto que vivió con River, allá por el 2002, no fue un hecho menor. Por
diferencias con el presidente, José María Aguilar, el Pelado no renovó contrato
y dejó el cargo tras haber sido campeón. Después de esta desilusión, sólo fue
despedido del América, en su paso por México. En sus dos etapas como entrenador
de San Lorenzo, decidió irse antes de tiempo por decisión propia. En mayo del
2008 abandonó el Ciclón un año después de haber logrado el título (quedó
eliminado de la Libertadores, en cuartos de final, contra Liga, y por el torneo
local perdió en Bahía Blanca contra Olimpo). En ese caso se dijo que no había
recibido el apoyo suficiente de los jugadores para sacar al equipo adelante y
que, prácticamente, no le quedó otra opción. Y el año pasado, también por mayo,
se fue luego de una derrota ante Tigre (1-0). El panorama no pintaba bien, no
consiguió resultados ni respuestas en la cancha y decidió alejarse.
Hoy, el Pelado vuelve a estar bajo la lupa en Independiente.
La caída el domingo ante Lanús originó una catarata de silbidos hacia al
equipo. Pero no arrancaron ahí. Antes del inicio del partido, cuando la voz del
estadio confirmó la formación del Rojo y llegó el turno de nombrar al
entrenador, se escucharon algunos chiflidos, casi ningún aplauso y mucha
indiferencia.
Sin embargo, para el DT, estas manifestaciones de los hinchas
estarían influidas por un sector del periodismo, más allá del
desencanto lógico por la falta de resultados y de funcionamiento del equipo.
Mientras Ramón cuestiona a parte de la prensa, cambia
sistemas (ya ensayó tres en lo que va del año) y prueba jugadores (utilizó 33
en lo que va de su ciclo) para poder encontrar volumen de juego, contundencia y
resultados positivos, algo que él mismo reclama desde noviembre.
“A Ramón no lo vine a respaldar porque él se respalda solo”,
explicó el presidente Javier Cantero luego de su visita al entrenamiento este
lunes.
A juzgar por las palabras del riojano, no sólo se respalda sino que
también es el que tiene la última palabra sobre su continuidad o no en el
cargo. El sábado, contra Estudiantes, irá por un triunfo que patee el “Gracias
y hasta luego” que anunció ayer.
Fuente Olé
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