Pasó la primera prueba para el equipo de Eduardo Domínguez.
Al margen del resultado negativo, ¿qué cambios se vieron respecto al ciclo
anterior y qué características se vislumbran de la idea que pretende el nuevo
DT?
Es prematuro e impreciso sacar conclusiones determinantes
luego de un primer partido de pretemporada. No se puede bajar el martillo de la
sentencia sobre un equipo al ver apenas 90 minutos de fútbol en medio de una
pretemporada que lleva recién 10 días. A Independiente se le suma para colmo
las bajas de peso por la partida de Silvio Romero y la situación de Fabricio
Bustos, dos titulares indiscutidos y referentes. Sin embargo, se pueden
comenzar a detectar algunos rasgos que comiencen a indicar el camino por el que
transitará Eduardo Domínguez con su Rojo. Estas son las cinco características
que se observaron en el 0-1 con San Lorenzo que lo diferencias del ciclo
anterior:
-Otra postura: Presión alta para recuperar en campo rival.
Abandonó la idea de esperar que se había reposado sobre Avellaneda durante la
gestión de Julio Falcioni. Y, tal como lo había adelantado Domínguez en su
presentación, demostró en la primera presentación amistosa la clara postura
ofensiva. Se plantó varios metros más adelante en el campo de juego para poder
cortar al rival más cerca de su área. Eso se vio mayormente durante la primera
etapa en la que tuvo la iniciativa de ser protagonista, aunque le faltó
profundidad. Eso sí, deberá ajustar varias tuercas para no quedar expuesto o
desacomodado atrás como en el gol de San Lorenzo que provino del centro de un
lateral para la subida del otro lateral, Herrera, que pudo pararla y definir
con comodidad en el área.
-Cambio de esquema: 4-3-1-2. ¿Será este el dibujo que
utilice mayormente Domínguez en Independiente? Por lo pronto es el que eligió
para su debut veraniego. Cuatro defensores, cuyos laterales trataban de pasar
con cierto criterio, un volante de contención, dos interiores, uno suelto como
Alan Soñora y dos puntas movedizos. No hubo referencia de área, ante la
ausencia de Silvio Romero. Pero no supo aprovechar espacios o generarlos, ya
que la defensa azulgrana estuvo atenta y pocos lugares dejó, más allá de alguna
imprecisión o resbalón. Soñora no fue manija y faltaron conexiones en la línea
media. A pulir.
-Saltita por derecha, Mingo por izquierda: Uno de los
primeros rasgos diferentes visibles fue la ubicación de los volantes internos.
El año pasado, Domingo Blanco, de lo mejor en cuanto a rendimiento dentro de la
mediocridad general, se movió por la derecha o bien por el centro. Pues bien,
El actual DT decidió probarlo del otro lado, por la izquierda, para que pueda conectar
por allí con Soñora y Velasco, que bajaba para recibir y encarar. Poquitas
veces se pudo ver conexión entre esas líneas, pero resulta interesante la idea
de juntar esos pies que suelen tener buen trato de balón. Lucas González, en
tanto, se ubicó por la derecha.
-A falta de 9, Velasco delantero: Lo que más se sintió sin
duda alguna era lo que se caía de maduro en la previa. La falta de un goleador.
Los goles se fueron con Silvio Romero y no hay reemplazante natural en el
plantel. Ante esta situación anormal, Domínguez optó por dividir el ataque con
dos puntas que fueron Alan Velasco y Andrés Roa. La Joya fue quien hizo más de
delantero, a modo de falso nueve. Y Roa bajó bastante más a “volantear”. El
resultado fue una falta de peso ofensivo lógica. La jugada más peligrosa vino
de una trepada del lateral Zurita en la primera parte. Se sabía y quedó más que
demostrado: a este Independiente le hacen falta refuerzos o deberá lidiar con
estos problemas durante el semestre.
-El camino es un juego asociado: Más allá de las
complicaciones ya mencionadas, se vio una idea definida. Claro que es
apresurado realizar sentencias tras un primer examen de pretemporada, con
apenas 10 días de trabajo. Pero sí se pueden avizorar rasgos definidos de lo
que podría configurar la personalidad que Domínguez busca darle a su
Independiente. Y una de esas es la manera de tratar a la pelota. Contrariamente
a lo que se vió en el San Lorenzo de Troglio, que buscó de modo más vertical,
el Rojo en La Plata apostó a un juego de sociedades. Juntar futbolistas que
traten de dialogar para elaborar juego hacia adelante, de eso se trata. Le
costó en la agobiante noche del sábado, sobre todo en el complemento. El rival
se cerró y al Diablo le faltaron ideas y movilidad para fabricarse senderos. En
lo últimos minutos, con el cansancio a cuestas, todo fue centro a la olla para
buscar un cabezazo vencedor que no encontró.
Fuente Infierno Rojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.