Gigliotti destacó que Holan venció prejuicios y celebró su
continuidad. "Ariel supo armar un grupo en el que nos sentimos
hermanos", contó.
Entrenamiento de
Independiente Foto Diego Díaz
Por Favio Verona
"Estuve dos días sin dormir tras la consagración. La
euforia fue tremenda. A las 48 horas del partido estaba destruido. Me quedé sin
voz por varios días de tanto festejar”.
A Emmanuel Gigliotti no le gusta la palabra revancha.
Siempre trata de esquivarla. Pero el término le calza justo a la situación que
le tocó vivir. Sus actuaciones decisivas en la recta final de la Sudamericana
lo liberaron del estigma que lo perseguía desde 2014: el del penal que le tapó
Barovero y lo condenó a un exilio de dos años en China. Ahora, en plenas vacaciones,
el goleador disfruta del sabor de la redención. Y celebra la continuidad del
técnico que creó una estructura que le permitió mostrar su mejor versión.
-¿Qué tan importante es que Holan haya tomado la decisión de
continuar?
-Para nosotros es fundamental. Supo armar un plantel muy
positivo y su presencia es importantísima.
-¿Por qué destacás tanto su relevancia? ¿Cuál es su secreto?
-La capacidad que tiene para armar grupos. En Independiente
hay una mezcla de juveniles y gente grande. Todos tiramos para adelante,
incluso los que no han sumado tantos minutos como el Galgo (Jonás Gutiérrez) o
Erviti, que realizó un aporte fundamental dentro y fuera de la cancha. Nico
Figal, que tuvo el problema del doping, siempre nos empujó. Ariel supo armar un
grupo en el que nos sentimos hermanos. No quiero que suene feo, no estoy
exagerando. Es un plantel homogéneo con capacidades futbolísticas
extraordinarias. Y no es chamuyo.
-¿No todos los grupos son así?
-Acá da gusto ir a entrenar. Te dan ganas de llegar temprano
e irte tarde. Con los muchachos compartimos cosas fuera del club, comemos
asados cada 15 días. Cuando un compañero baja el nivel, todos tratan de
levantarlo. Hay que tirarles un porotito a los preparadores físicos, Alejandro
Kohan y Gustavo Satto, quienes decidieron no continuar y fueron importantes.
-Cuando llegó Holan muchos se mofaban por el uso de los
drones. ¿Ustedes qué pensaron?
-En el fútbol argentino se mira de reojo a la persona que es
ajena al ambiente. Se juzga mucho. Ariel viene de un palo totalmente distinto y
lo criticaban por eso. Pero las cosas le salieron muy bien. Se puede decir que
el señor del dron sabe y mucho. Lo ha demostrado. Independiente no mantiene un
mismo equipo durante varios partidos, no hay un 11 fijo. Pero más allá de los
cambios, la estructura no se resiente. Para todos es fácil entrar porque el
técnico logró aceitar el funcionamiento. Y cualquiera se siente cómodo al
ingresar: ya sea yo, fulano o Favio.
-¿Por qué ganaron la Copa? ¿Qué análisis hacés en frío?
-Porque en el equipo hay cuatro o cinco jóvenes que son unas
fieras. No llegan a 30 partidos en Primera y mostraron mucho temple. Hay
muchachos como Martín (Benítez), que estuvo en la etapa del descenso y tuvo
mucha personalidad para revertir su situación. Y un técnico sin tanta
experiencia, pero con una capacidad enorme. A fines del año pasado a este
equipo le habían tirado huevos. Había terminado mal. Teníamos la necesidad de
consagrarnos. Yo venía de dos años muy complicados en China. Y mientras daba la
vuelta en el Maracaná me acordaba de cada uno de mis amigos, que cuando estaba
en Chongqing se quedaban hasta las tres o cuatro de la madrugada bancándome al
teléfono, escuchando las huevadas que tenía para decir porque estaba de mal
humor.
-¿Te sorprendió la personalidad de esos jóvenes a los que
mencionás?
-Absolutamente. Tuvieron el temple propio de un
experimentado. Por eso se han afianzado. Alan (Franco) y Ezequiel (Barco) deben
haber sido los que más partidos jugaron en la temporada. Fabricio (Bustos)
estuvo un tiempo afuera por la lesión. Pero más allá del nivel físico de los
tres, han demostrado carácter, personalidad y capacidad para jugar al fútbol.
Porque esto no es sólo correr y meter.
-¿Cuando llegaste imaginabas cerrar el 2017 de esta forma?
-Con 30 años me interesaba un proyecto a largo plazo y no
venir por seis meses a ver qué pasaba. Eso se lo expliqué al profe Kohan. Él es
un tipo para sacarse el sombrero, con el que tengo una relación bárbara. Y le
dije que venía porque quería saber cómo se siente ser campeón. Nunca me había
tocado dar la vuelta y me sumé a Independiente sólo por lo deportivo. Estaba
extremadamente ilusionado. En el primer semestre se nos escapó el campeonato y
la clasificación a la Libertadores. Veo las fotos de la consagración y, si era
un sueño lograr una Copa de esta magnitud, imagínate lo que es hacerlo en el
Maracaná. Hay pocos estadios así en el mundo: el Azteca, Old Trafford y las
canchas de Real Madrid y Barcelona. Eso agranda mucho más lo que se obtuvo. Lo
mejor es que se logró jugando bien porque lo hicimos mucho mejor en Río que en
Avellaneda. Allá jugamos mucho más tranquilos.
-¿Los fortaleció el clima hostil que había en Brasil en la
previa a la final?
-Por supuesto, el equipo tuvo un carácter increíble y se
hizo fuerte en las más difíciles. Esos nos unió, nos dio más fuerzas.
-¿En qué momento te diste cuenta de que el equipo estaba
para campeón?
- Cuando perdimos 1-0 en Paraguay (NdeR: con Libertad en la
semifinal de ida). Esa noche volvimos en el micro escuchando música, relajados
como si hubiésemos ganado. “¡Puta! Quizá no nos dimos cuenta de que sacamos un
resultado negativo ante un equipo al que va a ser muy difícil entrarle”, pensé.
Pero después noté que estábamos relajados porque sabíamos que lo íbamos a dar
vuelta.
-¿Le costó a Holan convencerlos de jugar por abajo en el
Maracaná?
-No, porque jugar con esa propuesta es lo que nos hizo sobresalir.
Más allá de la actitud, el compromiso, el carácter y todas esas cosas que tiene
que tener un equipo para ganar copas, logramos que muchos hinchas de otros
clubes sientan admiración por cómo juega Independiente. La gente te lo hace
saber. Ese estilo de juego produce mucho entusiasmo.
-Venías sin ritmo tras la cirugía por pubalgia a la que te
sometiste a mitad de año. ¿Cuándo y qué te hizo recuperar la confianza?
-El gol contra Nacional (2-0 en Avellaneda) fue fundamental.
Previo a ese partido, en el campeonato sólo había jugado contra Godoy Cruz de
titular. De vez en cuando me tocaba entrar algunos minutos y me venía sintiendo
bien. Fue muy importante la confianza que me dieron el entrenador y mis
compañeros. Recuperarme me tomó más tiempo del que esperaba.
-Cuando llegaste fuiste cuestionado. ¿Eso te llevó a
encontrar la fortaleza para revertir la situación?
-Cuando llegué me sentía bárbaro. Estaba sorprendido por lo
bien que estaba física y futbolísticamente tras dos años en China. Pero después
llegó el tema de la operación y me dejó bastante tiempo afuera. Y luego influyó
mucho que la manera de jugar cambió. Independiente fue de menor a mayor. De
entrada, el equipo no jugaba para el 9, pero con el tiempo fuimos evolucionando
y terminamos siendo un gran equipo. Me benefició más la forma en la que jugamos
el último tramo del año. En los primeros meses me costaba encontrarme en la
cancha, pero cerré el 2017 jugando los partidos más importantes de mi vida. Sin
dudas fueron los mejores.
-¿Sentís que te encontrás en el mejor momento de tu carrera?
-Obviamente el buen funcionamiento influyó, porque si vos
entrás a un equipo que no juega bien es muy difícil destacarse. En cambio,
cuando el conjunto lo hace bien es más fácil sobresalir. Cuando salgo a la
cancha me siento muy tranquilo porque con la experiencia, la lectura de los
partidos es totalmente distinta. Sabía lo que tenía que hacer en el Maracaná,
sabía que por momentos se iban a venir y que tendría que aguantar y pelear. Con
el correr de los años la lectura es totalmente distinta a la que uno tiene
cuando es joven. Eso te lleva a sentirte muy seguro.
-¿Por qué cuando terminó la final dijiste “y pensar que
muchas decían que era un gordito”?
-Varios creían que estaba de vuelta por venir de dos años en
un fútbol amateur o poco profesional como el chino. Venía golpeado, con una
relación con el entrenador que no había terminado de la mejor forma. Muchos
pensaban que en vez de sumar a un jugador para pelear un campeonato habían
traído a un tipo que venía de un futbol exótico y raro. Por suerte las cosas
terminaron bien. No sé por qué me salió lo de gordito, lo venía escuchando
seguido.
-Ahora se viene un año con un calendario apretado. ¿A qué
van a apuntar?
-Será un 2018 súper lindo. Quiero evitar pensar en eso y
disfrutar del momento, de la consagración y lo que queda de las vacaciones.
Pero somos conscientes de lo que se viene. Será un año hermoso para
Independiente con la Recopa, la Libertadores, la Suruga, el torneo y la Copa
Argentina. Ojalá termine mejor que el 2017.
Fuente Olé
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