Independiente empató un partido insólito ante Rosario
Central. Y se aplica ese calificativo porque así como el Rojo contó con
innumerables situaciones de gol que le podrían haber permitido tranquilamente
golear, también quedó tan expuesto en otras que pudo haber perdido.
En InfiernoRojo analizamos las claves del partido para que
termine en empate.
La enorme, magnífica, inmensa cantidad de goles que perdió
Independiente: No alcanzan las palabras para describir la increíble cantidad de
goles que se perdió el equipo de Ariel Holan. De afuera del área, mano a mano,
cabezazos, rebotes, jugadas elaboradas… Los palos del arco de la Sur Baja
todavía deben estar vibrando. Insólito.
Las contras clarísimas que desperdició Central: La historia
hay que contarla completa. El equipo visitante se cansó de desbaratar a la
defensa del Rojo, y tuvo algunos contraataques que fueron verdaderamente un
peligro. ¿Se pudo perder? Se pudo perder.
Barajar y dar de nuevo: Los primeros compases del partido no
fueron positivos para el Rojo. Y cuando el Canalla hizo el primero, pareció que
se venía la incertidumbre. Independiente pudo bajar las revoluciones y acomodar
el partido. Lo del segundo tiempo es historia, pero nivelar las cosas fue
importante.
Empuje arrollador: La razón porque el Rojo haya solo
empatado ya se analizó antes. Pero la forma de ir al ataque, como si no hubiera
un mañana, como si nada más importara, es sin dudas una de las claves para que
al menos el equipo hubiese merecido ganar. No pudo, pero un fragmento del
segundo tiempo que fue bestial.
Los tanques arriba: Si Independiente pudo empatar y tener
muchas, muchísimas situaciones de gol, sin dudas fue gracias a la rabia, el
juego, el desgaste y el corazón de sus jugadores más ofensivos. Todos lo
hicieron bien; aunque claro, se opaca porque no se pudo ganar. Si los tiros en
los palos contarían como gol, Independiente hubiese ganado 5 a 1.
Fuente Infierno Rojo
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