Independiente le ganó a Defensa y Justicia y alcanzó a
Newell's en el último cupo que clasifica a la Libertadores. Domínguez y Sánchez
Miño, de gran definición, metieron los goles. Tagliafico, que había llegado el
miércoles, jugó todo el partido.
Independiente ante Defensa y Justicia en Varela (DYN).
Aplaudan, no dejen de aplaudir. A Tagliafico, que llegó el
miércoles por la noche a Buenos Aires después de un viaje larguísimo desde
Singapur: no sólo aguantó todo el partido sino que además hasta último momento
mostró esfuerzo, dosis de energía y concentración. Admirable y difícil de
explicar semejante entrega. A Sánchez Miño, por su enorme definición en el
segundo gol de Independiente. A Bustos, que después de un planchazo de Miranda
se bancó seguir en la cancha. A Campaña, que una vez más ratificó por qué es
uno de los puntos altos del Diablo en la temporada, con su atajada a Bouzat. A
Domínguez, por su precisa definición en el derechazo del empate, segundos
después de la ventaja local. A Rigoni, emplazado en su diagonal para generarle
daño al rival. Y al esfuerzo colectivo del equipo de Holan para recuperarse
tras la derrota en el clásico ante Boca en la Bombonera. No es fácil dar vuelta
un partido de visitante...
Pero ahí están los de Avellaneda, en la línea de Newell's en
la lucha por el último cupo que clasifica a la Libertadores (hoy entra la Lepra
por mayor cantidad de goles, 38 a 34, en diferencia ambos están con +13).
De todas maneras, debe quedar claro que el Rojo no tuvo su
mejor exposición. Sobre todo en el segundo tiempo. También, hay que considerar
la calidad del rival, de habitual precisión con pelota y de eficacia de local
en el torneo. Bouzat por momentos fue difícil de dominar para el fondo rojo.
Aunque eso potencia el mérito de Independiente, capaz de sostenerse cuando la
pelota estaba en dominio de los de Varela.
El visitante tuvo otro contratiempo que fue la lesión de
Meza en el primer tiempo, en una jugada en la que todo Independiente reclamó
penal por foul al ex Gimnasia. Entró Benítez, aunque apenas mostró sus piques y
su desequilibrio. Y el ingreso de Erviti por Albertengo (poca sintonía con sus
compañeros) transmitió algo de tranquilidad pero tampoco fue revulsivo.
Quizá, fue el partido de la era Holan con menos méritos
ganado por Independiente. Eso no debe resultar desestimulante en un contexto
con problemas, por la forma en que regresó Tagliafico, la baja por lesión de
Gigliotti y con Erviti y Benítez en el banco por las dolencias que arrastraban.
La respuesta mental fue buena, no hubo desconcentraciones ni
tampoco descompensaciones. La solidez está ratificada y el patrón de juego, en
el que la transición al área rival busca ser rápida, no se perdió por lo menos
en las intenciones. Así, el Rojo puede coparse. La línea que lo separa de
Newell's es cortísima.
Fuente Olé
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