Por Andres Morando
Hay un solo antídoto para recuperarnos de este veneno que
nos inoculó un partido decepcionante: clasificarnos a la Libertadores. No hay
otro final de torneo posible. Veníamos de una destacada versión en Lima. Y nada
presagiaba que mostraríamos, en la Bombonera, la peor del ciclo Holan. Para
crecer, ante todo se debe lograr alcanzar la regularidad.
Apuntes para explicar
la cicuta:
1) una falta innecesaria de Franco en el penal (los árbitros
se acordaron de sancionarle uno al rival justo ahora); 2) la pobre performance
de dos hombres de la tríada que hace jugar: Benítez y Rigoni; 3) nivel
deficiente en general y 4) la ausencia de un nueve (el adversario sí lo tuvo).
O sea: salvo por el coraje y la gambeta de Barquito (que no sea nada pibe), la
enjundia de Tagliafico y Torito y el esfuerzo de Campaña, fuimos muy poco o
casi nada.
Sin pesar en la ofensiva en el PT, apagados y tibios,
salimos a jugar el ST con más determinación y en campo rival. Pero el cambio de
Albertengo por Benítez sentenció que la idea del DT se quedaba sin sus mejores
intérpretes. Muchachos: para cristalizar el eslogan compromiso, actitud e
intensidad, sepan que no se puede perder un clásico por goleada. Que este sapo
sea el último que nos comemos. Así no se juega en la Bombonera. Así no se honra
esta camiseta. Aún queda mucho para aprender. A pesar de ello, ratifico mi
apoyo a los pibes y al CT. Pero recuerden: hay sólo un antídoto y contra
Defensa hay que ganar.
Fuente Olé


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