El DT se refirió a la actitud que tendrá su equipo el lunes,
en el debut oficial ante Defensa y Justicia, por la Copa Argentina, en la
cancha de Lanús
Por Jonathan Wiktor
Foto DyN
Gabriel Milito pasó 53 días sin hacer una declaración
pública, el tiempo transcurrido entre su primer entrenamiento al frente de
Independiente y la mañana de ayer, en la que interrumpió el vacío de los
periodistas y las incógnitas de los hinchas, que durante casi dos meses no
vieron su imagen reflejada en los medios. Del lunes 13 de junio al viernes 5 de
agosto Milito eligió el silencio como su zona de confort, de la que decidió
escapar durante 20 minutos, lo suficiente como para dar algunas señales de su
trabajo pero lo insuficiente -al igual que sucede en la mayoría de las
conferencias- como para poder ver qué se esconde detrás de sus palabras.
Si en el mundo existe una corriente que expone que para
encontrar las mejores recompensas hay que esquivar los sitios seguros de la
mente, Milito, después del mediodía, en la sala de prensa del Libertadores de
América, estuvo en el lugar que menos le agrada pero se sintió conforme, como
si se hubiera quitado un peso. Satisfacción que sí encontró, de todos modos, en
algunas de sus respuestas, mientras escuchaba sus propios enunciados, como
cuando se refirió al estilo de los equipos ganadores a lo largo de la historia
de Independiente o a su felicidad por estar en el cargo en el que está.
"Lo vivo con alegría, con felicidad. Muchas veces me
imaginé estar en este momento y hoy es una realidad. En la medida de lo posible
intentaré disfrutarlo, aunque muchas veces no queda tiempo para eso. Es una
gran responsabilidad y desde el día que asumimos lo tomo de esa manera",
decía Milito, sentado a una mesa, mientras trataba de eludir lo que está claro:
si el equipo no funciona y los resultados no llegan, su pasado en el club le dará
más tiempo pero en algún momento podría convertirse en un arma de doble filo.
Pasado mañana, en la cancha de Lanús, tendrá su primera prueba cuando se cruce
con Defensa y Justicia por la Copa Argentina.
La particularidad de la conferencia no estuvo tanto en lo
que dijo sino en lo que produjo. Esos 53 días se tradujeron en una expectativa
que resquebrajó la restringida rutina que propone Milito, en la que la mayoría
de los entrenamientos son a puertas cerradas y el contacto con los
protagonistas es limitado. Tiene sentido que así sea: Milito es reservado, por
lo que su trabajo y sus declaraciones son reservadas. Perfil que magnificó
desde su salto de jugador a entrenador, donde se volvió más retraído, como si
desconfiara. Ayer, a tres días de su primer partido oficial, ni siquiera
definió la ya extensa polémica sobre quién será su arquero titular.
"Debemos -reconocía el Mariscal- tener valentía en el
sentido de animarnos a hacer lo que trabajamos en la semana. Creemos en una
idea, que en gran parte he adquirido luego de tantos años aquí. Los equipos que
han conseguido títulos en Independiente lo han hecho a través de atacar y
defender todo el tiempo posible en el campo rival, sabiendo que lo prioritario
es tener la pelota. Bajo esas intenciones y con esa búsqueda saldremos a
jugar". Y agregaba: "Pero hay que saber que esto es un proceso que
tenemos que ir superando y que las cosas no se consiguen de un día para otro.
Para hacerlo bien es importante entender que esto es un juego, lo que nos permite
estar con la tensión correcta. A veces nos excedemos en esa tensión y se
termina cayendo en la confusión, y eso no es conveniente".
El lunes 13 de junio, tras su primera jornada de trabajo en
la Primera, Milito sabía lo que quería pero con el paso de los entrenamientos
mejoró su lectura. Ahora le ocurre algo similar, pero un paso más adelante:
para terminar de saber en qué etapa de la evolución está Independiente, deberá
esperar por la competencia oficial, que para el Rojo tendrá su puntapié el
lunes. "La evaluación de la pretemporada es positiva. Nos encontramos con
un grupo con mucho compromiso, consciente de la importancia del club. Todavía
queda mucho por crecer, por mejorar, pero estoy contento. Lo que está claro es
que el equipo irá mejorando con la competencia. Estamos preparados para el
inicio de la temporada", admitía Milito, con una campera con sus iniciales
impresas, la barba entrecana y una leve sonrisa, minutos antes de volver a
encerrarse en su zona de confort.
Otra prueba con la mente en Defensa y Justicia
Independiente continúa con su puesta a punto para el inicio
de la temporada oficial, que para el equipo de Gabriel Milito ocurrirá pasado
mañana, cuando, en la cancha de Lanús, juegue ante Defensa y Justicia por los
16os de la Copa Argentina. Ayer, en un ensayo de fútbol ante la Reserva, en el
Libertadores de América, el propio entrenador del Rojo sorprendió con algunos
cambios. Aunque recién definirá el equipo entre hoy y mañana, los titulares
fueron: Martín Campaña; Damián Martínez, Julián Vitale (Hernán Pellerano
arrastra una sobrecarga muscular), Jorge Figal y Nicolás Tagliafico; Jesús
Méndez, Diego Rodríguez Berrini y Ezequiel Barco; Leandro Fernández, Germán
Denis y Emiliano Rigoni. En tanto, Martín Benítez, con algunas molestias físicas,
será esperado hasta último momento. Por otra parte, Independiente continúa con
las negociaciones por dos refuerzos más: los directivos de la institución de
Avellaneda volvieron a mejorar las ofertas por Jonathan Schunke, de
Estudiantes, y Pablo Pérez, de Boca, los futbolistas por los que Milito todavía
insiste. El caso de Pérez es más complejo: en las últimas horas habló con
Barros Schelotto y habría decidido quedarse en la Ribera.
Fuente Cancha Llena


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