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lunes, 3 de marzo de 2014

Independiente se impacienta, pero tiene a De Felippe





El técnico, con su trabajo y su mirada autocrítica, parece ser el valor más firme de un club inestable y exigente

Por Martín Castilla

No hace declaraciones explosivas y se esfuerza por evitar cualquier punto de conflicto, pero deja conceptos fuertes, especialmente en tiempo de vacilaciones. Hace un culto de la conversación con sus jugadores, lo hace con cada uno y todo el tiempo que sea necesario. En este Independiente que en cada partido hace un curso acelerado de lo que es el ascenso , su figura trasciende el rol de entrenador. Omar De Felippe tiene tiempo para ser muy crítico con el juego de sus dirigidos. Tras la derrota de anteayer ante Atlético Tucumán (1-3) se animó a decir "el rival somos nosotros mismos", como para ocuparse de cuestiones mínimas emparentadas con el funcionamiento del complejo de Villa Dominico.

Allí está, caminando entre sus jugadores con la mirada pensativa intentando una "resurrección rápida" (dixit Cantero). Dando frases contundentes sobre el rendimiento de un equipo que él mismo había acomodado en el final de 2013 y que ahora se encuentra con un ambiente parecido al que encontró en la quinta fecha, cuando le tocó tomar un barco a la deriva tras la salida Miguel Ángel Brindisi. "El equipo no es el mismo que el del año pasado." Y allí va, un entrenador que sabe como nadie que su plantel atravesará momentos decisivos para el objetivo de regresar a primera división.

Simple y trabajador, no se engaña. En un club donde su presidente, Javier Cantero, tiene poco margen de maniobra por las circunstancias que le tocan vivir, De Felippe se ocupa de todos los detalles. Planifica los partidos, ensaya una y otra vez las estrategias por utilizar, aunque también se ocupa de la vida íntima de todo lo que rodea al equipo. A tal punto que pidió una serie de reformas en el vestuario del plantel y solicitó una pintada a los alambrados de las canchas de entrenamiento. Está cerca de los empleados del predio en la mejora de los campos de juego y hasta les regaló algunos asados por haber hecho las cosas como corresponde.

De Felippe encarna la resurrección de Independiente. El presidente del club de Avellaneda manifestó: "Estamos en una resurrección y afortunadamente contamos con Omar De Felippe". Es que cuando el entrenador tomó el equipo, tenía un destino incierto, lejos de las posiciones de ascenso y se temía por un mal mayor. Con los pies sobre la tierra, dándoles el lugar que se merece a las cosas, a partir de la experiencia vivida como combatiente de Malvinas, puso manos a la obra. "El fútbol me ayudó a encarrilarme en la vida. Me dio la posibilidad de poder ser una persona normal, como cualquiera, sin olvidar que me tocó estar en una guerra, de la cual tengo mucho orgullo de haber ido. Siempre digo lo mismo, siento orgullo de poder haber vuelto entero", explicó hace un tiempo en una entrevista con lanacion.com (http:

/vimeo.com/39711984).

"Tenemos que hacernos cargo de las cosas. Hay jugadores sin confianza, que terminaron muy bien el semestre pasado. Por momentos somos muy desordenados, dejamos muchos espacios. Tenemos que ver lo mejor que podemos hacer", responde cuando le consultan sobre lo que debe hacer el equipo para dejar atrás la última caída en Avellaneda y que cortó una racha de 13 partidos sin derrotas. Le hablan de cambios, de si el equipo está lejos del que terminó el 2013, si debe salir Federico Insúa o si se extraña a Marcelo Vidal... "Es muy probable que podamos resignar a alguno... Pero no es un problema de un jugador. Es un problema de equipo, estamos confundidos. No estamos con las cosas claras. Cuando terminó el semestre, fuimos muy claros, dijimos que en la segunda rueda iban a cambiar las cosas. Hoy estamos en el grupo de equipos que estaban bien y lo están haciendo mal", explica el hombre al que no le cuesta encontrarle una explicación a la frustración.

Para Omar De Felippe, esta experiencia en Independiente no es una más. Ya es, en definitiva, el punto de partida de una historia con desenlace abierto. Que sus dirigidos tendrán que escribir con sus obligaciones a cuestas. "Cuando nos pongamos firmes, sepamos que es Independiente, seguramente empezaremos a mejorar mucho."
"Si tengo que salir, salgo"

La llegada de Federico Insúa provocó un cambio en la fisonomía del Independiente que había consolidado Omar De Felippe y ahora, que el funcionamiento no es el deseado, su continuidad está en duda. "¿Desde qué lugar tengo que demostrar a esta altura de mi carrera? Desde el compromiso y eso está. Me veo bien. Nunca me sacaría, pero acá estamos todos por lo mismo. Si tengo que salir para que el equipo se compense, salgo. Voy a ayudar desde donde me toque. Si es desde el banco, que sea desde ahí. Hay que ascender. Me tenía una fe infernal y la sigo teniendo. Estoy a muerte en todo", dijo el Pocho.



Fuente Cancha Llena

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