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domingo, 30 de marzo de 2014

Tampoco hay que comprar espejitos de colores por el triunfo de Independiente





Por Rodrigo Tamagni


En medio del profundo caos que vive Independiente, si con esta victoria las cosas empiezan a enderezarse, no van a demorar en aparecer los oportunistas de siempre para apropiarse de las buenas. Pero no hay que equivocarse, sólo fue una 'ganada'. Que no nos 'calienten la oreja', una vez más, con falacias

Un minuto de paz, de tranquilidad, de calma. Como cuando en una playa revoltosa, en medio de las esperadas vacaciones, se aprietan los párpados un poco más fuerte de lo normal como si eso activara un switch que lograra eliminar todo lo que está alrededor y lo dejara a uno frente a frente con el silencio del mar como único interlocutor. El triunfo de Independiente es eso, un cierre de párpados más fuerte de lo normal para sentir el sosiego entre tanto bullicio.

Ya aparecerán los oportunistas de siempre para apropiarse de esta victoria por abrir una billetera abultada. Otros tantos gozarán de sentir que el triunfo llegó luego del 'quiebre' a Javier Cantero. Ni hablar de los que dirán que los jugadores le estaban haciendo la 'cama' al presidente y que sólo les importaba el dinero.

Pero que el árbol no tape el bosque. Esos 'malditos' oportunistas, que tanto mal ya le hicieron a Independiente siendo cómplices de la deforestación absoluta que sufrió la institución en la última década, no son la solución para el club, sino que vienen a 'chupar' el último néctar que les faltó llevarse. El fin de la era Cantero no es para festejar; debe servir para que el hincha se entristezca de haber sido seducido, una vez más, por un engaño, un espejismo, un ilusionista de discurso seductor. Tampoco es creíble que los futbolistas juegan sólo por el dinero, ya que el humilde Colón de Diego Osella, puntero de un mediocre campeonato de Primera, rompería con esa falacia.

Hoy Independiente ganó porque, como bien dijo Omar De Felippe en su conferencia post partido, la pelota entró al arco. Es cierto, la actitud en ataque fue distinta, aunque en éste caso Talleres, con serias chances de irse al Argentino A, fue cómplice directo. Pero los errores fueron los mismos: debilidad y desconcentración en defensa, unidos a la falta de profundidad y movilidad en ataque. La diferencia estuvo en que Independiente tuvo un tipo que empujó la pelota a la red ante un arquero débil y Talleres no encontró un buen definidor contra un portero que siempre salva las 'papas'.

Parra, con todas sus limitaciones a cuesta, termina demostrando que es un delantero al que le gusta en serio el gol. Es difícil encontrar un 'golazo' de él, aunque sea en Independiente, pero siempre está cerca del rebote o donde el pase va caer para empujarla a la red. No importa si es de espalda, de pecho o cayéndose y empujándola con la nuca, lo importante es que la mete y eso, hoy por hoy, es fundamental -aunque los defensores del 'paladar rojo' digan, con total razón, que no es un jugador del estilo del club-. Un estilo que, a decir verdad, hace rato no vemos por estas 'pampas'.

Párrafo aparte para De Felippe. Su trabajo y su palabra ante los medios son claves ahora y lo serán en el futuro. Con los errores lógicos que puede tener cualquier entrenador, es un obsesivo del laburo e intenta medir cada letra que sale de su boca para intentar no castigar más a una institución lastimada.

Al fin de cuentas, del triunfo lo que se debe destacar es eso: el triunfo. Poder cortar esa 'maldita' racha que nos perseguía desde hace ocho partidos y que era nafta para un fuego que ya tiene demasiadas cosas extra futbolísticas como para seguir sumándole los conflictos surgidos desde adentro de la línea de cal. Se tiene la esperanza de que esto sea el puntapié para revertir, sin ánimos de exagerar, el peor momento de la historia de Independiente. Ojalá se haya tocado fondo para poder empezar a resurgir.


Fuente Play Fútbol

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