Por ROBERTO FERREIRO
Ese plantel sentía que tenía que saldar una deuda porque la
Intercontinental ya se nos había escapado tres veces. En ese momento no se los
dije a mis jugadores, pero llegué a Italia con la convicción de que íbamos a
volvernos a la Argentina con la copa en la valija. Y no se trataba sólo de un
pálpito. Nosotros contábamos con un requisito indispensable que la Juventus no
tenía: frescura. En ese equipo había muchos jugadores jóvenes, talentosos y
rápidos de mitad de cancha hacia adelante. Bochini ya tenía una capacidad
impropia de su edad para interpretar el juego. Y sabíamos que los de arriba
iban a marcar la diferencia. Si bien en esa época no se transmitían los
partidos de Europa, me encargué de conseguir videos de la Juventus para saber a
quiénes nos íbamos a enfrentar. Y llegué a una conclusión: había que tratar de
tener la pelota porque nuestro rival estaba acostumbrado a jugar con la
posesión. Fue un planteo inteligente. Si metíamos un gol el partido era nuestro
porque la defensa se entendía de memoria. Se sufrió, pero el triunfo fue
merecido.
Fuente Olé
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.