Por Christian Ginko
Independiente ganaba 1-0, pero volvió a meterse atrás y
Vélez se lo empató en el final.
Duelo de necesitados en el Libertadores de América.
Independiente y Vélez, ambos en la zona baja de la tabla de posiciones. El
primero, con solo torneo y Copa Argentina por jugar, mientras que el segundo
tiene un encuentro por Copa Libertadores en pocos días. Por este motivo,
Alexander Medina dispuso varios suplentes.
Desde el inicio, se notó a un Rojo más comprometido. Lucas
Romero, Lucas González y Alan Soñora manejaban bien el mediocampo, y Damián
Batallini obligaba por su costado. Así, el Diablo dominaba a la visita, y se
puso arriba con justicia. Luego de una escapada de Batallini por la izquierda,
el ex Argentinos mandó un centro rasante y Soñora definió solo para poner el
1-0.
Así, Independiente ganaba y jugaba mejor. Le llegaba a un
equipo netamente inferior, pero pecaba de impreciso en los últimos metros.
Leandro Benegas, por su parte, no lograba hacerse pesar, y erraba las pocas
pelotas que le quedaban en ataque. Sin liquidarlo, el local se fue al
entretiempo, y lo del complemento no necesita mucha explicación.
Otra vez, el Rojo se metió atrás. Vélez no fue ninguna
aplanadora, pero como sucede siempre, el peor rival del Rey de Copas es su
propio miedo de ir a buscar los encuentros. Se fue diluyendo, mientras
Alexander Medina hacía cambios ofensivos para ir a buscarlo: Puso a Lucas
Pratto, a Lucas Janson y a Walter Bou, entre otros. Y si, el peor final llegó.
Cuando el equipo no ataca y el arquero no quiere ganar,
pasan cosas insólitas. A Sebastián Sosa le cayó una pelota que bien pudo haber
agarrado, pero lejos de eso, intentó despejarla de forma errónea. La pelota le
cayó a Bou, quien envió un centro y, solo, Pratto cabeceó al arco. ¿Sosa? Otra
vez no pudo salvar al más grande.
Con el gol en el final, quedaba poco tiempo para recuperar
el triunfo perdido, que claramente no se dio. Cuando Andrés Merlos pitó el
final, Independiente se fue otra vez con solo un punto, aunque ya hay que decir
que se va con las manos vacías. Julio Falcioni sigue con miedo de buscar los partidos,
y ahora volvió a confiar en el mismo arquero que venía perjudicando a
Independiente. El Emperador está perdido, y el equipo es un fiel reflejo de
ello. Mientras tanto, el peor destino se va asomando en el horizonte.
¡Despierten antes de que sea tarde!
Fuente Infierno Rojo
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