Por Christian Ginco
Eduardo Domínguez esperó demasiado, pero la falta de
refuerzos lo inquita cada vez más. ¿Qué será de su futuro?
Si los clubes se mantuvieran con promesas, hoy Independiente
sería un club ejemplar. La dirigencia promete refuerzos, promete aumentos
salariales, promete renovar, pero nunca concreta. Lo insólito es que la
situación viene de hace varios años, y aún así siguen habiendo personas que les
creen a los que manejan los destinos del Rojo.
Eduardo Domínguez, campeón en 2021 con Colón, no fue la
excepción. El entrenador llegó a un club que todavía tenía algunos jugadores
para pelear, pero rápidamente se fueron Alan Velasco, Silvio Romero y Fabricio
Bustos. La CD, por su parte, incorporó a Leandro Benegas, Damián Batallini,
Leandro Fernández, y Alex Vigo. Si se comparan niveles, hay un claro retroceso.
Sin embargo, ahora la situación es peor. Domingo Blanco,
Andrés Roa y Carlos Benavídez están próximos a irse. Independiente busca a
Rodrigo Aliendro, Emanuel Gularte, y Gabriel Neves, pero no llega nadie. El
mensaje de Domínguez, por su parte, fue claro:
Quiere refuerzos a
toda costa para mejorar el plantel. La dirigencia se los prometió, pero pasan
los días y sigue durmiendo la siesta.
Esto último impacienta al DT, que sabe que no había plantel
para pelear antes, y ahora será peor. Para colmo, los dichos de Daniel
Montenegro hace unos días en ESPN tampoco ayudan:
“Tenemos un plantel rico, pero queremos tener más”. ¿De qué
plantel rico habla? ¿Del mismo que no pudo llegar a Cuartos de la Copa de la
Liga ni a Octavos de la Sudamericana?
Lastimosamente, tanto la Comisión Directiva como el Asesor
Deportivo ven su propia realidad, y Eduardo Domínguez cada vez tiene menos
plantel para poder plasmar su idea de juego. La duda, que más bien parece una
certeza, está planteada: ¿Se irá si no le cumplen? ¿O intentará arreglarse con
lo que haya?
Fuente Infierno Rojo
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