Por Christian Ginko
Independiente jugó mal, pero ganó 1-0 y avanzó en la Copa
Argentina.
Partido duro, áspero, el que se vivió en Jujuy.
Independiente se enfrentaba al siempre complicado Atlético Tucumán, esta vez
dirigido por Lucas Pusineri. Por el presente de ambos, se sabía que iba a ser
un duelo de bajo vuelo futbolístico y mucha fricción, y así fue.
Desde el comienzo, nunca hubo un claro dominador. El Rojo
intentaba conectar en el mediocampo, pero erraba pases fáciles y cedía la
pelota. El Decano, por su parte, intentaba de contrataque, aunque sin suerte.
El empate, en el desarrollo, era lo más lógico para dos equipos que no sabían
cómo preocupar al adversario.
Sin embargo, en el complemento, se rompió esa paridad.
Primero, Nicolás Thaller se fue expulsado por doble amarilla, primero por una
falta a Leandro Benegas y, luego, otra a Lucas González. Acto seguido, Eduardo
Domínguez movió el banco por primera vez, y esta acción fue clave para el resto
del encuentro.
El entrenador rompió la línea de cinco defensores, e hizo
ingresar a Juan Cazares por Juan Insaurralde. Los tucumanos, por su parte, se
replegaron aún más, y se conformaron con el empate para probar suerte en los
penales. Aún así, la fortuna no les sonrió.
Luego de un centro de Leandro Fernández y dos rebotes, la
pelota le quedó en los pies a Cazares. El ecuatoriano, sin dudarlo, le dio de
lleno a la pelota con la derecha. El balón dio en el palo y, acto seguido,
ingresó. Un remate lejano, inalcanzable para Carlos Lampe, la única forma de
vencer el cerrojo que había puesto Lucas Pusineri.
Después del tanto, Atlético Tucumán fue decidido a buscar el
empate. Con uno menos, empezó a preocupar a Independiente, aunque nunca estuvo
realmente cerca de la igualdad. Para colmo, y casi como si fuera adrede,
Fernando Echenique adicionó un minuto más en dos ocasiones, cuando inicialmente
iban a ser cuatro, por lo que se terminaron jugando seis.
Al finalizar, el desahogo se adueñó de los jugadores
vestidos de negro. Sabían que iba a ser un partido duro, y pese a las
dificultades y la falta de fútbol, lograron llevarlo adelante. Con Iván Marcone
como único refuerzo, los resultados le sonríen de momento a Eduardo Domínguez,
aunque sabe que el equipo debe mejorar y, para eso, es vital incorporar nuevos
futbolistas. Ahora a pensar en Patronato. ¡Vamos Rojo!
Fuente
Infierno Rojo
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