Independiente necesitaba de la victoria ante Barracas
Central para no seguir cayendo en una tabla de posiciones que, luego de la
derrota ante Rácing, se había puesto complicada.
Eduardo Dominguez eligió a Soñora, Romero, Roa y Blanco para
formar el medio campo, dejando a Togni de quinto volante y a Benegas como única
punta neta.
Independiente en el primer tiempo acumuló imprecisiones en
los pases y errores en la definición de las jugadas, sobre todo denunciando una
gran carencia de juego ofensivo. La movilidad y las buenas intenciones de
Blanco no fueron suficiente para disimular la apatía y mal juego de Roa, Togni
y la inexpresividad de Soñora. Romero jugó con criterio y Benegas aportó, con
un cabezazo, la única chance de gol clara del primer tiempo.
En el segundo tiempo, la entrada de Pozzo le dió un poco más
de aire a un equipo que no genera entusiasmo.
Independiente levantó un poco el nivel, pero de todos modos
la carencia de generación de situaciones de riesgo es alarmante, y a eso hay
que sumarle que ninguno de los cuatro del fondo (Asis, Barreto, Insaurralde y
Rodriguez) tuvieron un buen partido.
Por suerte, a los 27 minutos, hubo una jugada colectiva, que
involucró a Roa (que recuperó un balón) y a Benegas entrando por izquierda, que
culminó con una habilitación a Lucas
Romero, que en inmejorable posición ante la salida del arquero local, prefirió
asegurar la conquista extendiendo hacia Pozzo que entraba solo por la derecha y
sólo tuvo que empujarla al gol.
Independiente hizo más cambios y dejó correr los minutos,
siendo incluso amonestado Sosa por hacer tiempo.
El final, con la victoria 1-0 consumada, demuestra una vez
más que goles son amores y la atmósfera es mucho más feliz que el desempeño
futbolístico.
Publicó Independiente Sin Censura
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