Cualquier equipo que va a enfrentar a Independiente puede
ver a simple vista sus intenciones. El Rojo de Julio Falcioni se volvió
previsible y parece no encontrar alternativas para generar sorpresa.
¡Truco! ¡Quiero re truco! ¡Quiero vale cuatro!
Independiente, con sus cartas, sale al paño a jugar.
Se sabe que Julio Falcioni no cuenta con un plantel
numeroso; todo lo contrario. Pero se animó igual a retrucarle al campeonato y
tuvo un comienzo que inyectó ilusión en todos los hinchas. Sin embargo, cada
vez va quedando más lejos. Fecha a fecha ve los primeros puestos a mayor
distancia. Y lo que no se dio cuenta es que desde hace tiempo está jugando con
las cartas dadas vueltas, mostrándoselas al rival.
Cualquier equipo que va a enfrentar a Independiente puede
ver a simple vista sus intenciones. No hace falta hacer un profundo análisis de
videos ni nada de eso. Basta con mirar los últimos encuentros. El conjunto de
Avellaneda cayó en el pozo de la previsibilidad y no puede salir de ahí.
Las armas que utiliza Independiente para atacar son siempre
las mismas. La profundidad la encuentra siempre por la banda derecha con la
subida incansable de Fabricio Bustos, un tractor que va y va y que a pesar de
que ya saben que subirá igualmente a veces logra salirse con la suya, como en
el centro de gol ante Gimnasia La Plata.
No obstante, eso pasa de un solo lado. Por la izquierda
nadie se manda. Y ese callejón queda obsoleto en Independiente. ¿Por qué?
Porque Alan Velasco tiende a centralizarse por características naturales y
porque Ayrton Costa es un central y no un lateral y por eso carece de
proyección. Todo el ataque se vuelca hacia la mano diestra.
Alan Soñora es la otra herramienta capaz de desatar defensas
adversarias. Pero cuando está bien marcado o no tiene un buen partido, el Rojo
queda desprovisto de fútbol por el medio. Y ahí se terminaron los argumentos de
este equipo que, para colmo, tampoco cuenta con individualidades que puedan
rebelarse cuando colectivamente no hay fluidez.
¿No había dicho Falcioni cuando asumió que Velasco
encontraba su mejor rendimiento por el medio? ¿Por qué lo utiliza, entonces,
recostado sobre la izquierda, más allá de que tire la diagonal hacia el centro?
Interrogantes cuya respuesta solamente está en boca del técnico, que tras la
derrota en Mar del Plata prefirió no abrirla.
Lo mismo pasa en la salida desde el fondo. Lucas Romero es
el primer pase. Si a él lo cubren, es probable que pase lo que ocurrió en el
gol de Aldosivi. La falta de movilidad es otro factor que desemboca en la
condición de previsible en la que está el equipo.
¿Se le acabaron los recursos al Rojo del Emperador? Es
cierto que mira hacia el banco y, sacando a Jonathan Herrera, no cuenta con
variantes de experiencia. Los pibes entran con ganas y buenas intenciones, pero
también se equivocan porque están en la edad de hacerlo. Pero no todo queda
supeditado a la falta de recambio.
Con lo que tiene, Independiente puede encontrar otros
caminos para empezar a esconderle las cartas a sus rivales. Y así poder cantar
truco sin evidenciar su jugada ganadora.
Fuente Infierno Rojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.