Perdía desde el arranque, pero Independiente logró darlo
vuelta y, después de 50 años, ganó por 2-1 ante Godoy Cruz en Mendoza.
El partido comenzó torcido. Pese a que Independiente tenía
la pelota, en un quite, Agustín Aleo levantó el centro y Santiago García
conectó de cabeza para el 1-0 de Godoy Cruz. Sencillo, sin arremangarse, el
local se puso en ventaja y parecía que el maleficio continuaría por otra
temporada más.
Sin embargo, y pese a la imprecisión reinante, el Rojo fue
en búsqueda del empate aunque sin concretar. El primer tiempo marcó el punto
crítico: la espalda de Néstor Breitenbruch. Esto lo entendió Fernando Berón y mandó
a que todos busquen a Cecilio Domínguez. El paraguayo fue y fue por la banda
izquierda, mareando al exdefensor del Rojo.
Ya en la segunda parte, la tónica permaneció y el 1-1 de
Independiente llegó por dicho carril. Domínguez retrocedió para buscar un
hueco, asistió a Juan Sánchez Miño y este lanzó un centro que terminó adentro
del arco luego de dos desvíos.
El Orgullo Nacional, acompañado por 5 mil personas en la
tribuna visitante, no se conformó y quiso más. Pero el gol llegó de manera
impensada, por la acción previa. Un centro vertical, sin peligro para el Tomba,
terminó en penal por un duro codazo de Tomás Cardona. El árbitro cobró penal y
roja. Silvio Romero agarró la pelota, disparó fuerte y al medio, y salió a
festejar.
En el cierre, los de Avellaneda pudieron haber estirado el
marcador, de no ser por la poca precisión de Domingo Blanco y Andrés Roa. Una
buena victoria, el quiebre de una racha eterna y otro paso hacia adelante.
Fuente Infierno Rojo


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