Por Patricio Barone
Otra vez quedó demostrado que la billetera no hace el
rendimiento futbolístico e Independiente perdió 1-0 ante Patronato de Paraná y
dejó ir puntos importantes en Superliga que al final de la temporada, como
todos los años, los necesitará.
Desde el comienzo del partido, el Rojo nunca se sintió
cómodo dentro del campo de juego. Por un lado por el buen planteo rival, pero
también porque cuando llegaba a instancias de definición, las desperdició
absolutamente a todas.
En cuanto al equipo, Beccacece planteó un once inicial en el
que, en cuanto a nombres, no parecía estar mal, ya que en el partido ante Colón
en el Libertadores de América el motor de juego fue el doble 5 con Pablo Pérez
y Lucas Romero. Ambos fueron muy tiempistas a la hora de moverse en aquel
encuentro, pero lo de esta tarde fue todo lo contrario.
Las dos llegadas de peligro vinieron desde los pies de
Sebastián Palacios. Una fue en el primer tiempo, tras un buen pase de zurda de
Martín Benítez, pero el delantero ex Talleres definió al cuerpo del arquero rival, al igual que en
su segunda oportunidad sobre el cierre de los noventa reglamentarios.
Tras esa primera luz de esperanza de peligro por parte de
Independiente, llegó el gol del local. El mismo fue convertido por Lautaro
Comas a los 36 minutos de juego.
En este gol, hay un conjunto de errores que no pueden pasar
desapercibidos, primero porque los futbolistas están en Independiente, pero
segundo porque son profesionales y los errores fueron de amateurs.
En primer instancia, Alexander Barboza intentó despejar el balón
con mucha displicencia y la pelota fue capturada por los atacantes de
Patronato. Otro grosero error fue el de Martín Campaña, quien dejó al
descubierto el primer palo, el cual debe ser protegido por el portero.
Haciendo un mayor análisis, en esa misma jugada Nicolás
Figal solo tiene la visión en el balón y nunca ve al delantero rival que quedó
solo para convertir. Esto se resalta ya que, al ser el último hombre, la
prioridad debería ser otra.
En el segundo tiempo, con cambios de por medio, los dirigidos
por Beccacece nunca pudieron encontrar el juego que desea el DT ni mucho menos.
La falta de un centrodelantero es cada vez más evidente,
principalmente cuando la pelota se abre hacia los extremos y viaja al área.
Otro aspecto a destacar es cuando el arquero saca y no hay nadie que la aguante
de espaldas.
Así se hará muy difícil, pero no para disputar torneos
importantes desde lo internacional, sino para jugar partidos del ámbito local
contra equipos que pelean el descenso en un futbol argentino en el que hay un
abismo económico entre los equipos grandes.
Fuente La Visera
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