Por Eduardo Verona
Para Menotti, Messi debía regresar a la Selección cuando el
astro argentino tuviera menos compromisos futbolísticos y Scaloni pudiera
ofrecerle un perfil y un funcionamiento que no lo obligue a dar respuestas
urgentes.
“Yo personalmente no creo que sea el momento de llamar a
Agüero a la Selección ni tampoco a Messi.
Están jugando instancias difíciles, con sus calendarios,
copas”.
Las palabras que pronunció el Flaco Menotti (Director de
selecciones nacionales desde el 1º de febrero) la semana pasada sorprendieron
al ambiente del fútbol argentino.
El técnico Lionel Scaloni convocó a Messi para los partidos
de este viernes ante Venezuela en Madrid y el martes 26 frente a Marruecos en
Tánger, mientras que Agüero no fue citado, lo que disparó una variedad de especulaciones
respecto a su futuro con la camiseta nacional.
Menotti planteó la necesidad de que esta nueva Selección que
conduce Scaloni se fortalezca, defina una idea, un perfil, una convicción y un
funcionamiento y recién a partir de logrados esos objetivos se sumen Messi (y
quizás el Kun Agüero) para terminar de enriquecer los contenidos futbolísticos.
Lo que interpreta Menotti, focalizando su mirada sobre
Messi, es que su presencia no debería estar atrapada por las urgencias que
siempre visitan a la Selección. Esa aspiración de que Messi resuelva con su
juego los problemas estructurales que viene padeciendo Argentina, en definitiva
expresa la ilusión de que una individualidad ponga todo en orden para que fluya
la magia que ilumine al equipo.
Y esto, más allá de algunos episodios recordados, no ocurrió
en la dimensión de lo que se esperaba.
Messi es un jugador extraordinario que siempre ha necesitado
encontrar un estilo y un funcionamiento que camine en sintonía con su
inspiración.
A mayor funcionamiento, se revela un mejor Messi, como se
viene manifestando con absoluta claridad en el Barcelona desde hace una década
y media.
En cambio, si el funcionamiento denuncia serias dificultades
y no logra plasmarse, Messi suele no trascender esa limitación colectiva. Como
si le costara demasiado erigirse en una figura fundamental si su equipo no
controla los tiempos y los ritmos del partido.
Precisa Messi, por su formación y por los conceptos que
incorporó en el Barça desde que arribó al club catalán con 13 años, integrar un
equipo que reivindique la presión organizada, la circulación de la pelota y la
elaboración del juego.
Menotti pretende ofrecerle en la Selección esa valiosa base
o plataforma futbolística para que Messi a sus 31 años (cumple 32 el 24 de
junio) no cargue con la pesada mochila de tener que armar lo que más o menos
tendría que estar afianzado. Que es la idea de Argentina. El funcionamiento, en
definitiva, que también es la marca registrada de un equipo y la identidad de
un entrenador, si es que la tiene, porque no todos la tienen.
La realidad, por encima de las observaciones que manifestó
Menotti públicamente, es que Scaloni contará con Messi para estos dos partidos
ante Venezuela y Marruecos, mientras la Selección está en plena tarea
experimental haciendo la cuenta regresiva para el arranque de la Copa América
en Brasil, a realizarse entre el 14 de junio y el 7 de julio próximo.
Lo evidente es que una vez más Messi encontrará por estos
días una Selección alejada de cualquier zona de confort. Porque está intentando
construirse la Selección después del colapso en Rusia 2018, cuando Jorge
Sampaoli se despersonalizó por completo.
Llegará entonces Messi en plena etapa de construcción. Con
todo por hacerse. Sin certezas. Sin funcionamiento. Y casi sin ensayos que
pueden despertar complicidades adentro de la cancha.
Un panorama que Messi no desconoce en el ámbito de la
Selección. Y que lo sufre en repetidas oportunidades alimentando distintas
frustraciones. Porque este escenario despojado e incompleto es el que Messi
solo visita en la Selección. No tuvo, no tiene experiencias similares en el
Barça. No conoce, por afuera de la Selección, el paisaje de cierto desamparo
futbolero. Esas vivencias intransferibles ya se vieron que lo desalientan.
Menotti quiere encontrarle a Messi un tiempo y un lugar con
menos demandas, con menos urgencias. O con las demandas que el talento de Messi
puede satisfacer. Estas palabras de Menotti respiran sensatez. Aunque los
torbellinos del día a día preanuncien que todo puede derrumbarse en cinco
minutos.
Fuente Diario Popular



No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.