Ariel Holan no le encuentra la vuelta, por ahora.
Por Mariano Dayan
Hoy lo malo de Holan no son sólo los resultados, que son
consecuencia del nivel y no casualidad. Al menos hoy, el DT no la ve.
La apuesta por los proyectos siempre entusiasma y es
bienvenida. Que Holan sea uno de los pocos técnicos que haya logrado seguir con
su equipo en esta Superliga es una decisión lógica de Independiente y es
positivo.
Lo peor son los números y cuando el discurso se choca feo
con la realidad real. Más allá de esto, muchos hinchas bancan el estilo por la
apuesta, el potencial fútbol del bueno que se ha mostrado sólo con pocas
pinceladas. El problema es cuando los golpes se repiten, los errores no se
corrigen y el equipo no se supera a sí mismo, cuando no parece haber reacción.
Un efecto boomerang para Holan pueden ser sus lecturas de
partido, como pasó después de un 3-0 lapidario contra River, el mejor equipo
del país. No es cuestión de quedarse siempre con los resultados, está bueno
también tener en cuenta contextos y conceptos. Pero cuando los goles no llegan,
cuando no se gana ningún clásico en el torneo, cuando las victorias en el semestre
se cuentan con menos de los dedos de una mano, cuando lo aspiracional termina
siendo ahora un cupo en la Sudamericana, algo preocupante está pasando.
Quedarse con un cuarto de hora de dominio y creer que un gol quebró al equipo
con media hora por delante, como analizó Holan, es tan equívoco como mirar sólo
el marcador sin ir más allá en el análisis.
Si en Independiente hay continuidad del entrenador es por el
pasado y por la identificación de la gente, porque la verdad es que el presente
no sostiene. Si los goles no entran, no es por mala suerte o casualidad.
Por caso a Gigliotti (estando en México es el segundo
goleador del torneo) le mostraron la puerta de salida. Si se gana poco es
consecuencia de fragilidades colectivas e individuales, de no lograr
regularidad en la intensidad de juego, de un equipo limitado que no levanta. De
un técnico querido que hoy está mirando una realidad distorsionada y que
necesita reaccionar en serio.
Necesita que el Rojo seduzca como en otros tiempos y no en
mínimas cuotas.
Fuente Olé


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