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lunes, 2 de julio de 2018

Carta abierta a Mascherano – Por Hernán Claus - Video



La despedida merecida a un ícono de la Selección por Hernán Claus, periodista de Olé que siguió la carrera del Jefe desde su inicio.

Por Hernán Claus

Pocas cosas les hubieran dado más placer a los argentinos que tantas veces te alentaron que verte feliz. Que la despedida no fuera con lágrimas de tristeza: que el adiós fuera llorando pero de emoción. Tu alegría hubiera sido la alegría de también todos. Te vas sin título en la Mayor, es verdad, pero ganaste mucho más que eso: el respeto y el reconocimiento de todos los argentinos.

Alguna vez Diego, en esos rayos de lucidez que le atraviesan la vida, dijo que no quería más lágrimas de Mascherano. Y lamentablemente ese deseo no se cumplió. Dejaste la piel hasta el último segundo del último partido con el resto físico que quedaba y la vergüenza intacta, y ayudaste hasta donde pudiste. Poniendo el pecho, poniendo la cara, entregando el corazón cuando el cuerpo ya no era el del pibe de 18 que debutó en la Mayor antes que en la Primera de River. No por nada los aplausos del final en Kazán. No es para muchos irse ovacionado de ese modo cuando te quedás afuera de un Mundial en octavos con una selección importante como la Argentina.

Durante 19 años llevaste esta camiseta. Es tu piel y nunca cambió, sin importar el rumbo de tu carrera. Desde aquel día de 1999 en que Jorge Solari te llevó para que Pekerman y Tocalli conocieran a la mejor promesa de Renato Cesarini. Aquella tarde te subiste al micro con cara de susto porque arriba del bus ya había algunos consagrados: Riquelme, Cambiasso, Aimar y varios más que después fueron tus compañeros. Pasaste por todos los seleccionados: Sub 15, Sub 17, Sub 20 y te diste el gusto de ser dos veces campeón olímpico, en Atenas y en Pekín. Sos el jugador con más presencias en la historia de la Selección y a pesar de las cinco finales perdidas, de las desilusiones de los cuatro mundiales, pusiste el siguiente objetivo por delante porque el amor por la celeste y blanca es más fuerte que todo.

Siempre serás el Jefe porque siempre estuviste al lado de tus compañeros, porque privilegiaste el bien común por encima del bien personal, porque ayudaste a crecer a Messi y lo apoyaste. Le enseñaste a ser el capitán que ya eras.

Fuiste la voz y el espíritu de una generación, el hombro amigo en el que se apoyaron todos, el consejero y el confesor, el héroe puertas adentro.

Gracias por tus lágrimas, por sentir la camiseta, por vivir en celeste y blanco. Ahora gritarás desde afuera, pero no serás uno más. Fuiste héroe. Hoy te convertís en hincha.




Fuente Olé

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