Ilustró rrrojo - Fuente imágen web
Por Toni Schweinheim
La semi por el reducido de ascenso estaba muy peleada, como
toda definición de ese tipo, tras un empate en cero entre Deportivo Embalar
contra Coronel Scotch, la cosa se definía en la cancha de estos últimos.
Los
nervios estaban a flor de piel, sin ser un clásico pero con cierta pica por
resultados diversos a lo largo de los últimos años. El encuentro fue catalogado
como “peligroso” y se pidió un refuerzo de 100 policías. El partido se iba a llevar a cabo a la hora de
la siesta pero desde muy temprano había llegado gente al humilde estadio.
El encuentro arranco movido. Con situaciones para ambos
equipos. El negro Dorado había desbordado un par de veces para tirar uno
centros envenenados a la cabeza de Ortiz, un 9 narigón como un pájaro y con
piernas finas. Del lado local, Ugarteche, un delantero lento pero con suerte,
también había tenido un par. Se fueron al descanso en cero.
Promediando el segundo tiempo, Ortiz encaró hacia el área
rival con pelota dominada. Pasó como un poste al primer defensor. El arco ya
estaba ahí. De pronto levanta la vista al escuchar un grito seco y ve un
manchón gris tirando a té con leche. Era un tero que lo esperaba con las alas a
medio extender y zapateando un malambo. Intento gambetearlo. Fue al cohete:
cuando tiro la gambeta, el pajarraco se asustó y se le tiro hacia adelante
buscando la frente. Le tiro un picotazo
y más que un Tero parecía un pájaro carpintero por la insistencia en picotearle
la frente. Uno, dos, innumerables
picotazos. La pelota quedó boyando. Y fue hasta los pies de Dorado, quien justo
cuando le iba a dar un fierrazo, sonó el silbatazo del árbitro.
“¿¡Qué cobrás hijo de
puta!?”, grito uno.
“¡Cobro penal, cobro penal!”, se horrorizó un defensor del
equipo local.
“Era ley de ventaja, ciego”, espetó el 10 del visitante.
El
referí con el silbato en la boca y ambos brazos hacia arriba, no emitía
palabra. Los empujones entre los jugadores comenzaban a empujarse.
“Está
simulando, amonestalo” exigió Almandoz.
“¡Qué va a simular, penal, mira como
está sangrando!” defendió otro jugador.
Mientras, Ortiz seguía luchando en el piso con el tero, ya
con el rostro ensangrentado.
“Ayúdenlo, ayúdenlo, lo va a matar” pidió socorro
el siete.
“No, que es una animalito, no lo toques” se horrorizo el
arquero.
“Está defendiendo su
territorio, cosa que no hacen los muertos de tu equipo” lanzó otro.
“Esto es culpa del canchero” protesto un
compañero.
“Es maltrato animal, mira como le está dejando la cara al animal del
9”.
“Ponelo al tero la puta que te pario, ponelo al tero la puta que te pario”
comenzaron a cantar divertidos los hinchas.
“Pique”, anunció por fin el colegiado.
“Sí, sí, lo cagó
picando, penal, penal”, pidió el 3 de ellos.
“Penal las pelotas, hermano” se
enojó uno del equipo local.
“El tero es de su cancha, es penal”, se le tiro
encima el 5 al 5 rival.
“No, pique, vamos a hacer un pique”, dijo el árbitro
tratando de sacarse jugadores de enfrente.
“¿Vas a hacer un pique dentro del
área, quien te dio el título a vos, Giselle Rimolo?”.
“¡Penaaaaaal!” gimió otro
por ahí.
“Consultalo al juez de línea o con un veterinario”, aconsejo el
capitán local.
El árbitro agachó la
cabeza y fue hasta el lateral para hablar con el juez de línea y el asistente.
Uno decía que era penal, otro que el tero estaba fuera del área y que habría
que ver si el delantero no estaba en off side porque los teros son muy
territoriales y si uno se avanza... eso molesto al linesman.
“Tiras un tero y
abandonas”, exploto la hinchada visitante.
Las discusiones siguieron y la cara de Ortiz era una mancha
roja ya, el tero seguía picoteando. El 6 rival fue a sacar al tero de encima,
de su compañero. Fue donde comenzó el tumulto.
“Déjalo, déjalo” decían unos.
“Traigan un gato, que lo espanta” pidió uno.
“Macri gato” respondió el marcador
de punta.
“Cállate Kuka no volvés más” respondió otro en el fondo.
Comenzaron
los inevitables empujones que indefectiblemente
derivaron en corridas, las corridas
unos golpes y a la policía no le quedó más remedio que entrar.
Cuando
Ortiz por fin pudo sacarse al Tero en medio de la gresca generalizada, un
policía le pegó un palazo en el medio de la cabeza. Entraron ambas hinchadas y
los incidentes duraron hasta entrada la noche.
El resto es historia conocida, a Coronel Scotch le
suspendieron la cancha y Deportivo Embalar pasó de ronda pero perdió la final
con el Sportivo Tijereta. Hasta la fecha el estadio se encuentra inhabilitado.
Ya van casi dos años, actualmente la cancha es un baldío con los pastizales de
dos metros.
En su interior viven teros. A veces, los días de sol, las aves
salen y desafían a algún que otro transeúnte a los gritos.
Toni Schweinheim
Obra Publicada, expediente Nº 510614. Dirección Nacional del
Derecho de Autor
Fuente Don Patadón
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.