Barco elude golpes,
no preguntas: habló de sus sueños, la fama, su admiración por Riquelme y el
Rojo.
Ezequiel Barco, la joya del Rojo. (Néstor García)
Por Favio Verona
Cuesta creer que ese chico tímido suele ser el más rebelde
cuando sale a la cancha. La lluvia es torrencial en Domínico. Ezequiel Barco
acaba de dar una clase de tiros libres junto a Rigoni. Se cambia para la
producción de fotos y se advierte que no tiene los divismos propios de varios
jugadores: aclara que si es necesario no se hace problema en posar bajo el diluvio.
Mientras algunos futbolistas repasan sus vacaciones en Miami o el Caribe, él
dice que le encanta irse a Santa Rosa de Calamuchita, en Córdoba. Y demuestra
que todavía es más Eze, el pibe de Villa Gobernador Gálvez, que Barco, la joya
de Independiente. “Cuando tengo algún día libre me voy a mi ciudad. En ningún
lugar la paso mejor que en mi barrio, con mis amigos y mi familia.
Lamentablemente el tiempo no me alcanza para recorrer y visitar a todos”, le
cuenta a Olé.
-Allá sos el vecino más famoso...
-Sí, soy el más conocido, pero siento mucha paz cuando voy.
Ahí soy un pibe más.
-¿Tenés que ir con regalitos?
-Siempre viajo con 25 camisetas para llevarles a todos, pero
me quedo corto. Los vecinos están muy contentos, me preguntan cómo me va y
trato de contarles lo que estoy viviendo en el club.
-¿En Buenos Aires podés seguir saliendo tranquilo a la
calle?
-Me gusta estar en casa, aunque no siempre se puede estar
adentro. Cada vez que salgo tengo que firmar muchos autógrafos o sacarme fotos.
El salto a Primera me cambió muchísimo la vida. Viví un tiempo solo y fue
duro.Por suerte ahora estoy con mi papá, Omar, y mi hermano, Cristian, que
juega en las Inferiores del Rojo. A fin de año se van a venir mi mamá, Estela,
y mis dos hermanas, Paola y María Eugenia.
-¿De qué juega tu hermano?
-De lo mismo que jugamos todos en la familia: enganche. Es
categoría 2000 y hemos jugado juntos en baby. Sería un sueño poder jugar con él
en Primera.
-¿Tus primeros pasos fueron en baby?
-Sí, en un club de mi ciudad que se llama Ingeniero Mosconi.
Siempre fui enganche.
-¿Quién es tu referente en el puesto?
-Admiro a Riquelme. Miraba todos los partidos de Boca para
ver qué podía sacar de él. Y siempre encontraba algo lindo para aportarle a mi
juego. Sigo observando sus videos. Román sí que era un jugadorazo.
-¿Alguna vez hablaste con él?
-No tuve la posibilidad, pero quiero conocerlo. Me gustaría
hablar de fútbol con él y, obviamente, pedirle una foto. Sería increíble, algo
soñado. Igual, más allá de lo que aprendí viendo a Román, el que más me enseñó
a jugar fue mi papá.
-¿Cómo es eso?
-Cuando jugaba al baby él era mi técnico. De él aprendí
muchísimo de lo que hago.
-¿La gambeta corta la sacaste del baby?
-Sí, porque cuando sos chico lo primero que querés hacer es
gambetear, encarar, ir para adelante. El baby te da recursos. También saqué
muchas cosas del potrero. Después de jugar en canchas llenas de pozos y con
pasto alto, me resulta más sencillo hacerlo en un campo perfecto.
-¿Disfrutás más de jugar en Primera o en los picados con tus
amigos?
-Disfruto del día a día en el club. La paso igual de bien en
un picado en una cancha sin pasto o en un partido profesional. Juego igual en
todos lados: con amigos, familia o en una cancha llena. Al principio me costó
acostumbrarme al ritmo de juego de Primera. Ahora le agarré la mano y se me
está haciendo más fácil. Los pibes del barrio siempre me invitan al campito,
pero no puedo: en Independiente me matan. Igual, cuando tengo tiempo los voy a
ver.
-¿Vos entrás al Libertadores de América a jugar a la pelota?
-Claro, y por eso lo disfruto a full, a full. Trato de
divertirme. Si jugás a la pelota, no sentís presión. O sentís menos.
-¿En los picados también te pegaban?
-No, ahí jugábamos sólo por diversión.
-¿Cómo terminás los partidos? Solés ser víctima de muchas
infracciones.
-Hay que acostumbrarse al fútbol argentino. Es así: hay
muchas patadas, roce. Termino bastante golpeado.
-Igual no sos de quejarte en la cancha.
-Cuando me pegan, trato de levantarme para terminar la
jugada. Sólo me quedo en el piso si no puedo seguir. Siempre que pueda
continuar, lo hago. Cuando me quieren bajar, me gusta tratar de llevarme la
pelota para volver a encarar.
-¿Esa es tu forma de responder?
-Sí, con juego. A las patadas les respondo gambeteando,
encarando otra vez.
-¿Por qué creés que te tienen de punto? ¿Será que tu juego
se interpreta como una provocación?
-No sé, debe ser porque voy siempre para adelante. Pero yo
juego así desde que empecé en el baby. No cargo a nadie.
-¿Los árbitros te cuidan?
-En el último semestre estuvieron en contra de
Independiente. Y no lo digo sólo yo. Intento hacer mi juego sin lastimar a
nadie. Los árbitros tienen que estar más atentos y prestarles más atención a
las jugadas. Hubo varias faltas que eran para roja y ni siquieran cobraron
infracción.
-Comentaste que tu papá te enseñó a jugar en el baby. ¿Qué
te dice ahora?
-A los cinco años le dije que quería ser jugador y me bancó
siempre. Gracias a él y a mi familia nunca me faltó nada y no tuve que
trabajar. Siempre le metí para adelante con el tema del fútbol y no paré hasta
llegar a Primera. A mi papá le encanta el fútbol. Me vuelve loco todos los
días.
-¿Te de indicaciones?
-Sin dudas. Me da más indicaciones que Holan. Cuando llego a
casa después de los partidos me habla todo el tiempo. Y me aconseja. Es
terbbible, muy exigente.
-¿Te reta?
-Mi viejo me caga a pedos. Cuando juego mal es terrible y
cuando tengo un buen partido me dice que jugué más o menos. Para él nunca juego
bien, siempre me falta algo. Y me llena la cabeza diciéndome que él sí que
jugaba bien, ja.
-¿Y te animás a responderle?
-Más bien. Yo no lo vi jugando de joven. Dice que era muy
bueno, pero no hay videos y es incomprobable, ja. No tiene pruebas para
demostrarlo. Igual sé que es bueno porque cuando tengo un día libre voy a
patear con él y sabe con la pelota.
-¿Ya aparecieron los famosos amigos del campeón?
-Todos los días me llegan muchos mensajes que no sé ni de
quiénes son. Me preguntan cómo ando, que esto, que lo otro. Trato de ni
leerlos, me manejo así.
-Te llegó todo de golpe. ¿Tenés temor de olvidar tus
orígenes?
-No porque me acuerdo de todo y sé muy bien quiénes son los
que estuvieron siempre. Últimamente se me acercó mucha gente, pero trato de no
darles bola. Es importante recordar de dónde venís.
-¿Es difícil no confundirse en ese mundo de intereses que
gira alrededor del jugador?
-Eso pasa. A veces te cansa que se te acerque gente que antes
no estaba. No podés estar tranquilo. No les respondo a los que no conozco.
-¿Resulta complicado no creérsela ante tantos elogios?
-Es difícil hacerlo. Yo no me la voy a creer porque sé que
ése es el peor error que podés cometer. Si sos humilde, no te la creés. En el
fútbol, hoy sos Messi y mañana errás un penal y dicen que sos una porquería.
Para salir adelante no hay que darle bola a esos comentarios. Cuando te dicen
que sos Maradona no te la tenés que creer. Y tampoco te tenés que bajonear
cuando te califican de perro. El camino para tapar muchas bocas es mantener el
perfil bajo.
-Es fácil decirlo pero difícil hacerlo...
-Claro que es difícil. A muchos jugadores les pasa eso. La
humildad tiene que ser sincera y no sobreactuada.
-¿Holan te está muy encima? ¿Qué es lo que te pide?
-Me da muchos consejos futbolísticos, pero también
personales. Trato de escucharlo con mucha atención. Y los compañeros más
grandes me hablan a cada rato.
-¿Cómo vas con el tema de los estudios? Hasta el año pasado
estabas cursando la secundaria.
-Sí, perdí el año porque se me complicó. Con las
concentraciones por los partidos de la Sudamericana se me hizo difícil, no
podía ir casi nunca. Me llevé todas las materias y lo tuve que dejar. Llegué
hasta tercer año.
-¿Te dolió tener que largar o no te gusta el estudio?
-Te soy sincero: no me gusta. Nunca me gustó. Pero el año
que viene, si Dios quiere, voy a tratar de arrancar de vuelta. Voy a buscar la
forma de hacerlo. Mis viejos me insisten en que vuelva a cursar porque dicen
que me va a servir para el día de mañana. Lo he pensado y tienen razón. Sueño
con terminar la secundaria por mis viejos. Ojalá pueda hacerlo porque además te
puede ayudar a manejarte en todos los ámbitos. Eso también me lo marcan constantemente
en el club.
-Milito fue el técnico que te rescató de la Quinta y siempre
decís que fue como un profesor para vos. ¿Cuánto le debés a él por este
presente?
-De alguna manera le voy a tener que pagar todo lo que ha
hecho por mí. Me dio una oportunidad y se la jugó. Me enseñó cosas y me marcó
muchísimo.
-¿Cuál fue el consejo que te marcó?
-Siempre me explicaba cómo tenía que posicionarme para salir
hacia adelante. Le di mucha bola y me sirvió.
-¿Te encontraron la posición por izquierda? Jugar en ese
sector te libera de la presión de tener que ser el único armador de juego...
-Cuando Milito me preguntó si quería jugar de extremo, le
dije que me sentía mejor de enganche. Me gustaba ir por adentro y creía que ir
por izquierda no era mi punto fuerte. Pero con el tiempo me di cuenta de que me
sienta bien ser extremo.
-Muchos arrancan jugando por afuera y con el transcurso de
los años se van corriendo hacia el medio.
-Es cierto, quizá con el paso de los años vuelva a jugar de
enganche. Lo que me gusta de jugar por afuera es que puedo encarar hacia el
medio o subir por la banda. Ariel me pide que me mueva, que no me quede parado
nunca, que me desmarque.
-¿Ya te sacaste de la cabeza el penal errado frente a Lanús?
-Sí, en ese momento me sentí muy mal porque era el pase a la
Libertadores. Les pido disculpas a los hinchas. Ahora seguro vamos a salir
campeones de las Copa Argentina o la Sudamericana para entrar.
-¿Vas a volver a patear?
-Por supuesto. Quizá contra Lanús no estaba tan convencido.
Pero tener los huevos para patear un penal es algo que va en uno. Y cuando deba
hacerlo, lo haré.
-¿Tu máxima aspiración es irte a jugar al fútbol de Europa?
-Lo único que tengo en la cabeza ahora es crecer y ganar
algo en Independiente.
Fuente Olé
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