Es prematuro saber cuán lejos podrá llegar el Rojo, pero (al
menos) Holan lo puso de pie
Por Christian Leblebidjian
Holan. Foto: Archivo
Ariel Holan, en poco tiempo, le va dando su sello a
Independiente. Todos los DT buscan lo mismo no bien asumen en un club: generar
una reacción desde las decisiones: quién entra y quién sale; cuál es el mejor
sistema táctico que se ajusta a las características de los futbolistas con los
que cuenta; potenciar los rendimientos individuales, luego las posibles
sociedades y plantear estrategias para que el plantel asimile rápido y se
sienta cómodo desde las ejecuciones. Algo de todo esto se ve en Independiente.
Hay encuentros en donde las cosas le pueden salir casi a la perfección, como
ayer ante Newell's o ante Patronato; otros donde la impaciencia del entorno y
la falta de eficacia lo terminan ahogando.
Pero aún en la adversidad se ven aspectos distintivos que
intenta aplicar el Independiente de Holan. Primero y principal: a partir de
transiciones rápidas y de los cambios de ritmo de Rigoni, Barco y Benítez, no
se pone colorado si tiene que jugar de contraataque: por esa vía hizo 8 de sus
últimos 18 goles.
Desde los rendimientos individuales, no fueron decisiones
fáciles. Holan apostó por Erviti y Gigliotti, jugadores de experiencia, pero
también por Fabricio Bustos, que era el tercer lateral derecho, detrás de
Toledo y Damián Martínez; también le hizo un lugar al juvenil Franco. Desde lo
individual, recuperó al Benítez que supo brillar como falso 10 (y en el mismo
esquema 4-2-3-1) con Pellegrino como DT de los Rojos. Le tuvo paciencia a
Gigliotti, supo reconsiderar su análisis sobre Diego Rodríguez, pieza de
recambio o titular. Sánchez Miño recuperó aunque sea la paciencia de los
hinchas, que ahora esperan a ver qué puede hacer antes de juzgarlo. Y consiguió
aumentar la confianza de un Barco que comienza a pisar con más fuerza la
primera división. Uno de los puntos flacos: se quedó con poco recambio en la
zaga central, situación más expuesta ahora por la sanción a Figal.
Pero si hay un jugador en donde se pueda resumir la corta
gestión Holan es en Rigoni. El ambidiestro explota su velocidad y su decisión
para encarar. Hoy arranca convencido de que sus piques terminarán, como mínimo,
en algo peligroso. Rigoni es, desde las características, uno de los
mediocampistas más completos del fútbol argentino. Desde la época de Zielinski,
en Belgrano, que sus lagunas anímicas lo tiran para abajo y lo ausentan algunos
partidos, pero tiene un poder de desequilibrio en el juego largo y en el corto
también; es un buen ejecutor de pelotas paradas, aunque ayer se hicieron cargo
de esa responsabilidad entre Sánchez Miño y Barco.
Es prematuro saber cuán lejos podrá llegar Independiente,
pero (al menos) Holan lo puso de pie.
Fuente La Nación

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