Tagliafico, el capitán de Independiente.
Por Andres Morando
Mente fría, corazón caliente. Se toma una milésima de
segundo para pensar. Esta vez su estrella no luce en un cierre providencial. El
alma de Independiente eleva su vista y pincha la bola para el compañero mejor
ubicado. El único que está libre y fuera del off side. Es el pase exacto cuando
sólo restan los últimos granitos de arena para que se consuma otro empate de
local. El enorme Nicolás Tagliafico decide cambiar el curso de la historia y
apostar por un equipo que no para de crecer. El cabezazo de Walter sella la
tercera victoria consecutiva, extiende el invicto en el ciclo Holan y posiciona
al CAI a tan sólo un punto de la clasificación a Nuestra Copa. Felicitaciones a
Nico, convocado a la Selección por Sampaoli quien, a diferencia del DT anterior
de la Albiceleste, sí tomó nota de su jerarquía. Pero nuestro baluarte no está
solo. Ese charrúa que se calza los guantes es impresionante y ratificó que es
un arquero para salir campeón. En el 0-1, tapó notablemente un cabezazo. Y
cuando buscábamos el empate por todos los wines, nos salvó con un manotazo en
una contra del Globo.
Ítems para la autocrítica: si bien el equipo asumió la
iniciativa desde el arranque, no se logró un buen juego. Así, se asemejó bastante
al de la etapa inicial contra Racing. No funcionó el enroque de laterales
(Martínez aún no jugó en el CAI) y Bustos no se sintió a sus anchas para
escalar por el sector izquierdo. No se enchufaron Rigoni ni Benítez y, encima,
el Puma la metió en contra y jamás encontró el arco rival. Tras 45' erráticos,
apareció el verdadero Independiente: agresivo, peligroso y profundo. Y creció
el pequeño Lucifer endemoniado. Erviti no había resultado beneficioso en el
cambio por Domínguez. Pero comenzó a hechizarnos con un gol determinante para
dar vuelta un partido chivo. Y regalarnos un instante mágico que nos invita a
soñar.
Fuente Olé
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