Empezó con todo, pero se cayó después del penal fallado por
Gigliotti. Reaccionó en el ST e hizo figura al veterano Butrón. Sobre el final
se abrieron los grifos. La pólvora sigue mojada.
Por Nahuel Lanzillotta
Una de las varias. Leao Butrón tapa el tiro de Rigoni. El
local buscó de diversas maneras, sin éxito. La revancha será el 31 de mayo. Hay
tiempo para prepararla.
Más sabe Leao Butrón por viejo que el Diablo. Quedó
demostrado anoche en el Libertadores de América.
Independiente hizo todo para
ganarle a Alianza Lima, pero no pudo con el veterano arquero peruano, que con
40 años atajó los mil y un remates que le
tiró el Rojo: fue igualdad 0-0. Es cierto: levantó el nivel
el equipo de Ariel Holan. Pero volvió a desnudar su falta de gol y sigue sin
ganar en el arranque de la temporada.
Fue un golpe demasiado bajo ese penal errado por Emmanuel
Gigliotti (hinchas de River abstenerse de las risas) para Independiente. Le
desacomodó los papeles, le hizo bajar la presión al instante. De rojo pasó a
pálido el local después de la buena atajada de Leao Butrón al Puma, que parece
seguido de cerca por la mala fortuna. Desde ese falla del delantero (con mucho
mérito del arquero, claro), el Rojo estuvo alrededor de 20 minutos ido del
juego: perdió en ese lapso la intensidad con la que había salido a la cancha.
La primera imagen que regaló el partido fue un síntoma: cinco jugadores de
Independiente salieron a presionar, Gigliotti recuperó bien arriba y generó un
lindo tiro libre. Apenas iban 40 segundos. Entonces, la idea de Ariel Holan en
la presentación copera quedó evidenciada: ahogar al rival presionándolo allá
adelante.
Con un esquema (4-3-3) novedoso a juzgar por los anteriores
dos partidos (paró un 4-4-2 ante San Martín de San Juan y un 4-1-4-1 ante
Vélez), Independiente logró mayor presencia en el campo rival a partir de la
posición de Walter Erviti: arrancando de interior izquierdo, estuvo más cerca
de Gigliotti que de Nery Domínguez, el volante tapón. Otro de los aciertos de
Holan: incluir a Ezequiel Barco
como extremo por izquierda. Primero inquietó Emiliano Rigoni
con un desborde, aunque se encontró con una buena respuesta del veterano
Butrón. Después, Barco dibujó una apilada por izquierda y le sirvió el gol a
Nicolás Tagliafico, pero el defensor definió muy mal luego de haber acomodado
bien el cuerpo para rematar. Más tarde, el penal. Y el error. Y el golpe duro.
Y el partido que dejó de jugar Independiente.
Aprovechó el revés Alianza Lima y
se animó. Se adelantó unos metros en el campo y fue paciente en el manejo.
Aparecieron algunos espacios a partir de los pies de Nicolás Pacheco, ese
delantero zurdo que pasó por el cuadro de Avellaneda en 2010. Sin dejar de
pensar que el empate era un gran negocio, el elenco peruano ge- neró las
situaciones de gol más importantes. Martín Campaña le dio la razón a Holan, que
en su momento optó por no jugar en la fecha FIFA por la ausencia del arquero
uruguayo. La primera gran ovación se la ganó al tapar un cabezazo potente de
Miguel Araujo. Pero los aplausos más sentidos del Libertadores de América, que
devolvió grandes huecos en las tribunas por el elevado valor de las entradas,
llegaron después de una gran volada para desviar un sutil tiro libre ejecutado
por Luis Aguiar.
En los últimos minutos del primer tiempo Independiente intentó
recuperar el fuego inicial. Para cuando comenzó el segundo, halló esa
intensidad. El ingreso de Lucas Albertengo (por Blanco) fue positivo. Se hizo
un juego de un solo campo. Alianza Lima se plantó para aguantar la igualdad sin
ruborizarse por nada. La figura de Butrón se volvió gigante, casi tanto como su
enorme trayectoria (solo un dato: disputó 5 Copa América con Perú). Un ataque
tras otro de Independiente con un denominador común: la falta de claridad.
Barco desbordó una y otra vez y la pelota pasó seguido por los pies de Erviti.
Así, tuvo varias situaciones de gol. En todas respondió de manera magistral
Butrón, la figura de la cancha.
La sensación de la noche: Independiente tenía la pólvora
mojada. Y como si fuese una cruel ironía, sobre el final se activó el sistema
de riego para mojar aún más al muy mojado césped del Libertadores. Y para
acentuar la humedad de la pólvora.
Fuente Clarín

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