Rigoni, con pasado en Belgrano, le salvó la tarde a
Independiente, que no jugó bien sin lluvia ni con diluvio. El 1-0 llegó cuando,
pese a ser la primera fecha, los hinchas del Rojo exigían una victoria. Denis
entró y participó del gol. El equipo cordobés mereció más.
Rigoni celebró y se disculpó.
Es la peor pesadilla. Jugar mejor que el rival, tener más
chances y que el gol lo haga justo el hombre que supo defender la camiseta
propia. Fue Rigoni, si. El hombre que hasta hace poco tenía puesta la de
Belgrano y ahora está del otro lado con la de Independiente. En el final,
cuando el partido se extingue y lo que sobra es agua, es él quien hace el gol
del Rojo para darle una victoria que peca de ser demasiado premio. La ley del
ex, sí, la misma, hoy la sufrió el Pirata y la celebra todo el Libertadores de
América, que empezaba a ponerse caliente pese al diluvio y exigía un triunfo
que llegó en el final. Tres puntos para los de Pellegrino, que arrancan de la
mejor manera el torneo, aunque con mucho por mejorar.
Es cierto, Rigoni fue además de lo mejorcito de
Independiente, que tuvo algunos bajos rendimientos. A los dos y a los cuatro
minutos, Belgrano ya había llegado dos veces en los pies de Farré, con dos
tiros que terminaron en el travesaño. Y otras dos veces que apareció el Ruso
Rodríguez, que recibió algunos silbidos, para salvar a su equipo. Independiente
había hecho poco, apenas una triangulación que terminó con un tiro de Rigoni
muy cerca. No por nada ya en el segundo, Pellegrino decidió meter finalmente a
Germán Denis, que arrancó en el banco, para darle un poco más de peso ofensivo
a la delantera del local.
El gol de Rigoni:
No tuvo ningún mano a mano Denis (difícil jugar con el
diluvio) pero sí participó del gol: peleó la pelota que Aquino luego le dio a
Rigoni para el 1-0 cuando apenas faltaban minutos para el cierre. Justo cuando
la gente del Rojo le exigía desde las tribunas un triunfo, pese a ser la
primera fecha apenas, llegó el alivio y de la mano de un ex rival. Un sueño que
se inicia para Independiente y la peor pesadilla para el Pirata.
Los dos palos de Farré
Fuente Olé
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