Por Ramiro Santinelli
La ilusión copera de Independiente se apagó al caer con
Independiente de Santa Fe que, con un gran resultado en Avellaneda y un buen
partido de vuelta, fue más que el equipo argentino y es justo semifinalista de
la Copa Sudamericana. A la hora de analizar, son cinco los puntos claves que
explican la eliminación del ‘Rey de Copas’.
En primer lugar, es inevitable nombrar la incidencia de la
mala noche de Diego Rodríguez en Avellaneda. El arquero del ‘Rojo’ malogró un
penal, el primero en su carrera, y cometió un gravísimo error en el tanto de
Santa Fe, en el único del encuentro. Su nivel no ha sido el mejor en el último
tiempo y el hincha se lo hace sentir. A pesar de esto, aún conserva la
titularidad por el respeto que ganó con buenos rendimientos en el Nacional B y
en el torneo previo al descenso. Además, Germán Montoya no parece ser un
competidor fuerte como para arrebatarle el puesto.
Segundo, la ausencia de Cristian Rodríguez. El gran semestre
futbolístico de Independiente parece haber caído en una meseta en la que el
equipo es dependiente del número 10. Si bien esto no es positivo, queda la
intriga sobre qué hubiese pasado en la llave de cuartos de final con el
‘Cebolla’ en condiciones óptimas para ambos duelos. El charrúa no pudo
participar de los primeros 90 minutos ni del primer tiempo de la vuelta a causa
de la lesión que sufrió con la Selección de Uruguay. De todos modos, sí lo hizo
en el segundo tiempo en Bogotá y sus pocas intervenciones le dieron una
claridad al ‘Rojo’ que no estaba consiguiendo hasta el momento.
Otra de las claves es el poco volumen de fútbol que presentó
Independiente para ambos cotejos. El ‘Rojo’ venía de vapulear a River y Crucero
del Norte por el torneo local y en parte eso elevó las expectativas del hincha
para esta fase de copa. En la ida, Mauricio Pellegrino planteó un 4-4-2 con
Juan Martín Lucero acompañando a Diego Vera en el ataque, Jorge Ortíz y
Federico Mancuello conformando un doble cinco, y con Juan Manuel Trejo y Martín
Benítez por los costados. El equipo generó pocas situaciones de gol, estuvo
impreciso y chocó constantemente contra los volantes y defensores del conjunto
colombiano. En Bogotá, el entrenador cambió el esquema a un 4-3-3 con el
ingreso de Julián Vitale como volante de recuperación. Esto liberó más a Ortíz
y Mancuello, y reubicó a Vera como único punta que iba a ser abastecido por
Benítez y Ezequiel Vidal por las bandas. La situación no fue distinta en la
revancha, el club argentino generó poco fútbol en mitad de cancha, siguió
estando impreciso y no pudo con la fuerte presión del rival. Esto es inusual si
comparamos estos partidos con las grandes actuaciones que Independiente venía
mostrando en el semestre.
El cuarto ítem tiene que ver con reconocer las aptitudes del
rival y quizás sea el que justifique el párrafo anterior. Independiente de
Santa Fe demostró ser un equipo muy ordenado y trabajado, con un impresionante
porte físico y con jugadores de una velocidad superior. La presión constante en
mitad de cancha no permitió que el ‘Rojo’ ejerciera su juego, y con poca
generación de fútbol ofensivo lograron llevarse un importante 1 a 0 de
Avellaneda y conseguir el empate en su cancha.
La última clave, tal vez la más incómoda de explicar, es la
pasividad con la que el ‘Rey de Copas’ jugó la revancha. Los caminos
futbolísticos no parecían encontrarse y tampoco hubo una respuesta anímica, ni
siquiera una rebeldía, para atropellar al rival y acorralarlo en su arco ante
el resultado adverso. Quizás esto es producto de la frustración de no poder
hacer lo que se planeó, pero es preciso decir que Independiente pareció haberse
acordado de arriesgar todo recién en los últimos 4 o 5 minutos del encuentro.
Fuente De la Cuna al Infierno
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