Desde la llegada del cuerpo técnico de Pellegrino, se
instrumentó un régimen de comidas obligatorio; Moyano aportó al cuerpo de
cocina del sindicato; Sergio Mauro, médico del club, detalla la estrategia
Por Jeremías Prevosti
BOGOTÁ (De un enviado especial).- La capital de Colombia
brinda un frío recibimiento. Una costumbre del "interior del país",
como suelen llamar por estas tierras a las ciudades sin salida al mar. Es que
cada región tiene sus características, no sólo en cuanto al clima, sino también
en la idiosincrasia de su gente. Desde la amabilidad y alegría casi unánime de
los costeños hasta la distancia preventiva de los bogotanos. Pero existe una
temática común que atraviesa el relato de cualquier colombiano dispuesto a
hablar de sus tradiciones: la comida. "El sancocho es un clásico",
asegura Martín, el taxista, mientras sube la música de su equipo al ritmo del
vallenato. Una especie de caldo espeso a base de papa acompañado por res, cerdo
o pollo, o por las tres opciones juntas. También hace referencia a la bandeja
paisa, un abundante plato que tiene, de base, ¡14 ingredientes! "Eso es
para compartir, ¿no?", es la pregunta obligada e ingenua. "No, aquí
somos de buen comer. Por ejemplo, si cocinamos pollo, calculamos uno por
persona", la respuesta.
Los jugadores de Independiente no podrán conocer de cerca
esa faceta de la cultura colombiana en su visita a este país, donde esta noche,
desde las 21 -hora argentina-, jugarán la revancha ante Independiente Santa Fe
en el estadio El Campín, con la obligación de remontar el 0-1 de la semana
pasada, en Avellaneda, en busca de las semifinales de la Copa Sudamericana. Con
la llegada de Mauricio Pellegrino, en junio de este año, y por una propuesta
del cuerpo médico que ya venía trabajando en el club, se implementó un plan
nutricional para el plantel: los futbolistas están obligados a quedarse a
almorzar en el predio de Villa Domínico después de cada entrenamiento y en el
Libertadores de América tras cada partido. Además, también se les ofrece el
desayuno diario, aunque eso varía en cada caso según la distancia que deban
recorrer desde sus casas.
"Hace unos años, se hizo un relevamiento con todos los
métodos que se proponían para recuperar mejor al jugador y, después de
chequearlos, se demostró que la recuperación nutricional, una buena rutina de
sueño y los baños de inmersión frío/calor son los más efectivos", explica
Sergio Mauro, médico cardiólogo y nutricional de los Rojos, en diálogo con LA NACIÓN.
Él fue el mentor del sistema utilizado, que se comenzó a elaborar en la era de
Jorge Almirón y se pudo plasmar con el actual entrenador.
Pero, ¿por qué los obligan a comer en el club? "Por dos
motivos. Uno fisiológico, porque en las dos horas posteriores al entrenamiento
el músculo es una esponja que absorbe los nutrientes que perdió y recupera casi
el 60 o 70 por ciento de lo que dejó. El otro motivo es para que el jugador
pueda seguir su vida con normalidad, haciendo un trámite o durmiendo la siesta,
sin necesidad de que el almuerzo sea un problema. Muchas veces, por diferentes
motivos, llegan, duermen y después comen cualquier cosa a la tarde. Así pierden
esas dos horas y lo que van a comer no tiene la calidad", argumenta el
especialista, quien asegura que se redujeron las lesiones musculares.
Cuando les propusieron la idea a los referentes, todos los
futbolistas se reunieron, debatieron y aceptaron de manera unánime. Pero el
club no contaba con las herramientas para montar la estructura. Se precisaban
dos espacios físicos, uno en el predio y otro en el estadio, y un grupo de
cocineros que trabajaran a diario junto al cuerpo médico. Así fue que volvió a
florecer el poder de negociación que caracteriza a Hugo Moyano, presidente de
Independiente y líder de la CGT opositora (o a la inversa). "Tuvimos que
adaptarnos a nuestra realidad y lo pudimos hacer sin problemas porque hubo
buena voluntad de la dirigencia para aportar el cuerpo de cocineros del
sindicato. Son una maravilla, están muy bien predispuestos", revela Mauro.
Y agrega; "Nosotros ya los conocíamos y la comisión
directiva los puso a disposición del club. Ellos trabajan en el predio y en el
estadio. Cuando vamos de visitantes, nos manejamos con los hoteles. Adaptamos
el menú a los requerimientos nutricionales que el jugador necesita y a lo que
haya disponible en cada lugar, tratamos de que sea sencillo. En el exterior, no
vas a ir a probar, elegimos cosas que sabemos que funcionan".
Para el viaje a Colombia, y con la intención de
contrarrestar los efectos de la altura -la media en Bogotá es de 2600 metros
sobre el nivel del mar-, se preparó un menú especial para el plantel, que se
concentró primero en Cali y que llegará a esta ciudad pocas horas antes del
encuentro. "Se priorizan los hidratos, como siempre, y se reducen las
grasas, la salsa, todo para que el tubo digestivo esté lo más libre posible y
para que la digestión sea más rápida. Que el esfuerzo del cuerpo esté enfocado
sólo en jugar el partido".
En la rutina diaria, la dieta no es general, sino que se
trabaja de manera especializada con cada jugador. Cuando se comenzó, algunos
tuvieron que bajar de peso y otros debieron recuperar masa muscular. Ahora, la
estrategia grupal es mantenerse. "Las comidas cuentan con un salad bar.
Después, de acuerdo al plan, les decimos: «Vos, de lo que hay, comé esto o
manejate así». Hay jugadores que comen un poco más, o un poco menos, más de una
cosa o de otra. También respetamos los gustos, para que pueda ser mantenida en
el tiempo".
Si bien en Independiente prefirieron no dar datos
específicos de la historia clínica de los futbolistas, LA NACIÓN pudo conocer
algunos casos. Como el de Claudio Aquino, que perdió seis kilos. O como el de
Martín Benítez, quien aumentó cinco kilos, además de recuperar su nivel
futbolístico y de convertirse en una de las piezas clave del equipo.
"Pellegrino confió en mí y, por suerte, se lo pude devolver. Antes hacía
las jugadas y no las podía terminar. Ahora hago goles y eso me deja
contento", comentó meses atrás el misionero, autor de seis tantos en el
semestre.
Los almuerzos no siempre son multitudinarios. Los jugadores,
en grupos pequeños de dos o tres personas, pasan por el comedor a medida que
hayan terminado el entrenamiento. ¿Qué les dejan comer? "Tratamos que la
comida sea lo menos elaborada posible, que la salsa sea lo más natural,
tratamos de reducir el gluten y el contenido de grasas, y le damos prioridad al
glucógeno y a las proteínas que son los combustibles del cerebro y los
elementos de reconstrucción, respectivamente", cierra Mauro, quien confiesa
que recibe varios mensajes de WhatsApp de los jugadores que le piden consejos
para merendar y cenar.
-¿El asado está permitido?
-Sí, lo hacemos una vez por mes. Independiente tiene
historia con los asados [eran un rito en los tiempos de José Pastoriza como
entrenador], cosas ganadas con el asado. El asado no se toca.
El sancocho y la bandeja paisa, en esta oportunidad,
tampoco.
Fuente Cancha Llena
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