Independiente cosechó 15 puntos de 24 posibles con los tres
volantes creativos.
La levantada del Rojo coincidió con la inclusión del triple
enlace conformado por Pisano, Rolfi e Insúa.
Por Favio Verona
Lo desarticuló después del mazazo que les propinó Atlético
Tucumán (1-3). Recién habían pasado cuatro partidos desde el comienzo de la
segunda rueda cuando los temores se impusieron en la pulseada contra la
audacia. Omar De Felippe interpretó que la relación costo-beneficio que
implicaba el desbalance en pos del desequilibrio en ataque, no arrojaba margen
de utilidades. Consideró que los riesgos superaban los beneficios. Y con la
amenaza cada vez más latente de que el equipo perdiera su lugar en el podio, el
técnico disolvió el triple enlace que habían conformado Matías Pisano, Daniel
Montenegro y Federico Insúa. “El equipo decreció mucho, no tiene ni el 20% del
juego que tenía el año pasado. Nos está costando mucho recuperar la pelota. El
equilibrio se consigue con funcionamiento y hoy no lo tenemos”, expresó De
Felippe antes de decidir que el Pocho y Pisano fueran las variables de ajuste.
La especulación no detuvo la caída. Pasaron 12 partidos,
innumerables cambios y distintos esquemas, pero hubo una tendencia que no
persistió: Independiente sobreestimó a sus rivales, padeció su complejo de
inferioridad y nunca logró consolidar un funcionamiento que le brinde
garantías. Por eso, ante Ferro, De Felippe decidió regresar a las fuentes y
volvió a confeccionar el tridente creativo. La levantada del Rojo coincidió con
la inclusión de los tres volantes ofensivos, ya que desde ese momento
Independiente cosechó un empate y tres victorias que lo llevaron a adueñarse
del tercer boleto hacia el ascenso. “Para sostener ese esquema es fundamental
coordinar bien la presión sobre la salida del rival y conformar un equipo corto
que achique hacia adelante para recuperar rápido la pelota. También es
importante que al perderla todos vuelvan para ubicarse detrás de la línea de la
pelota”, explicó el técnico. “Este esquema requiere un mayor despliegue para
mantener el equilibrio”, analizó Martín Zapata, quien conforma el doble cinco
de contención con Franco Bellocq.
Los números respaldan el sistema y confirman una presunción
inequívoca: en el fútbol, el miedo nunca es un buen consejero.
Fuente Olé
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