En el último choque en Avellaneda fue triunfo del Globo.
Por Vicente Muglia
Llegó la final por el tercer ascenso: Independiente y
Huracán definirán esta tarde en La Plata quién retornará a Primera. Una
historia con varios puntos en común.
Independiente no juega en el Olímpico de Roma contra la
Juventus, la 10 ya no la lleva Bochini ni el club es un institución modelo como
lo fue hace mucho tiempo. Huracán no brilla como aquel equipo del Flaco Menotti
del 73, Houseman ya no desborda por la raya y el equipo ni siquiera va a
disputar una final como la reciente con Vélez en el 2009 por un título en
Primera. Hoy, el Rojo y el Globo están lejos de sus épocas de gloria. La
grandeza se encuentra pisoteada, la mancha de la B escrita con tinta indeleble,
el orgullo herido... Con todo eso a cuestas, hoy se verán las caras en un
terreno neutral, el estadio Ciudad de La Plata, para ver quién sube a Primera.
El pasaje con destino a la A no viene con el título de campeón incluido. Está
en juego apenas el tercer puesto de un campeonato mediocre salvo por Banfield y
Defensa, dignos campeón y subcampeón respectivamente. Sin embargo, más allá de
tantas pálidas, “el partido de subida” puede significar “el partido de su vida”
para muchos de los que hoy pisen desde las 14 el campo de juego del Unico. Es
el retorno a Primera o la permanencia en la BN. El desahogo o la tristeza. El
festejo o el llanto. Y no hay lugar para los dos.
El camino de ambos por este campeonato fue por senderos
distintos pero hay puntos de unión. Coincidencias que saltan a la vista. Los
dos equipos se armaron con técnicos que traían consigo el recuerdo exitoso.
Huracán contrató a Antonio Mohamed, niño mimado de los hinchas, que llegó con
la experiencia de haber ascendido como jugador y como técnico. Independiente
mantuvo a Miguel Brindisi, entrenador que logró tres títulos en el club (entre
el 94 y 95) y que luchó por mantener al equipo en Primera en las diez últimas
fechas de la temporada pasada. No les fue bien a ninguno. El Turco duró diez
fechas. Miguelito sólo cuatro. Como la fórmula del conocido de la casa no
resultó, ambas dirigencias optaron por un “extraño”. El Rojo se llevó a De
Felippe y Huracán a Kudelka. El primero fue el gran responsable de enderezar el
rumbo y de que el equipo pudiera terminar tercero el 2013. Al segundo le costó
un poco más pero en este 2014 consiguió que el Globo no parara de inflarse. En
el medio, en el receso de este verano, los dos apostaron por el retorno de un
ídolo: Insúa en Avellaneda y Toranzo en Parque Patricios.
Justamente, la mala segunda rueda de Independiente propició
que Huracán pudiera alcanzarlo. A este desempate llegan distintos desde lo
anímico. Uno golpeado por la chance que dejó escapar el domingo ante Patronato
y el otro motivado por lograr esa chance que ya parecía imposible. Igualmente,
cuando empiece a rodar la pelota, lo previo no importará demasiado. Que gane y
suba el mejor.
Fuente Olé
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