El técnico fue la figura clave de este ascenso.
Los
jugadores habrán hecho goles, la dirigencia hizo la paz a medias, pero no
quedan dudas que Omar De Felippe cambió la historia de Independiente en la B
Nacional.
Con Miguel Brindisi miraban la B Metropolitana de cerca y él, más
allá de errores, puso su firmeza para pelear el ascenso con un plantel que
entendió su mensaje, pero que debió 'parir' hasta el final.
Omar De Felippe ascendió a Independiente en menos de 12
meses, pero seguramente envejeció varias décadas al comandar a este plantel,
plagado de nervios y errores que además fueron en conjunto con una hinchada que
presionó por su propia ansiedad de volver, sumado a que de fondo había una
institución devastada económicamente.
Sin embargo, su carácter lo hizo
prevalecer ante todas las adversidades que se le presentaron, aunque debió
parir hasta el final para volver a Primera.
Tranquilo en su casa después de haber ascendido a Quilmes y
haber tenido un paso en Primera exitoso, De Felippe fue llamado por el
'desesperado' Javier Cantero, quien decidió ponerle punto final a Miguel Ángel
Brindisi, tras cuatro fechas sin triunfos, con dos empates y dos derrotas. En
ese momento comenzó la historia de 'Don Omar' en Avellaneda, con una primera
conferencia en la que 'plantó bandera' y avisó: "Si me ponía a pensar en
las urgencias, no venía".
Un empate de local con Independiente Rivadavia sin goles
mantenía la lupa bajo el DT, pero el 1 a 0 como visitante ante Huracán en la
séptima fecha (gol de Samuel Cáceres sobre el final) fue un 'Oasis en el
Desierto' para el DT. No obstante, el equipo no jugaba bien, pero de a poco
ganaba solidez en el arco con Diego Rodríguez y no perdía (Banfield lo
'cascoteó' en el Libertadores de América, pero no pudo ganarle y empató 1 a 1).
Así, con el 'Ruso' tapando pelotas de gol increíbles en cada partido, el
"Rojo" llegó a siete partidos sin caídas y pasó de mirar el promedio
a meterse en la búsqueda del ascenso, inclusive peleando palmo a palmo durante
ese tramo con Defensa y Justicia y Banfield, que tenían poca ventaja y sabían
que el grande de la categoría se podía despertar.
Pero llegó la derrota en Isidro Casanova ante Almirante
Brown y ahí vino el llamado de atención, porque Independiente no jugó bien en
todo el campeonato. Sin embargo, De Felippe aprovechó esa caída para sacar lo
mejor de su plantel y consiguió siete victorias en nueve partidos (empató en
San Juan con San Martín y de visitante con Defensa y Justicia, uno de los
ascendidos). Pero más allá de eso, fue clave cerrar la primera rueda (antes de
las vacaciones) en zona de ascenso, algo que logró con el golazo de Marcelo
Vidal en Paraná ante Patronato, sobre la hora y desde mitad de cancha.
No
obstante, el DT en medio de los festejos marcó su autoridad y avisó: "Que
disfruten, pero el 3 de enero volvemos a trabajar". Esto en respuesta al
pedido del plantel de volver el 4 por haber quedado en zona de ascenso.
De Felippe es un sabio de la categoría y sabía que no había
relax posible. Le ganó a Brown de Adrogué 2 a 1 en Temperley, ya con un
refuerzo de lujo como Federico Insúa, que ese día se lució y prometía ser la
gran figura. Pero después llegaron empates de local ante Boca Unidos y Aldosivi
y finalmente vino el segundo quiebre del campeonato: la derrota por 3 a 1 con
Atlético Tucumán, gol de la 'Pulga' Rodríguez de mitad de cancha incluido. A
partir de ahí, el tablero basado en el orden que tenía se vino a pique como un
castillo de naipes, ayudado también por un Javier Cantero que tambaleaba en el
puesto y no pagaba los sueldos de un equipo que empezó a mostrar a fondo sus
limitaciones y principalmente, sus nervios a la hora de tomar el balón.
Perdió con Independiente Rivadavia, Huracán y le sacó un
empate milagroso a Banfield de visitante. No pudo con Villa San Carlos, y
Sarmiento lo humilló en Junín. Esto puso en jaque a De Felippe, quien 'mataba'
a sus jugadores en cada conferencia de prensa, argumentando desconcentraciones
y errores increíbles. Ya la 'calentura' no la disimulaba y tenía motivos de
sobra, pero él también se 'contagió' de esos errores con equivocaciones en los
cambios y decisiones polémicas, como por ejemplo: dejar a Federico Insúa en el
banco y darle crédito a Daniel Montenegro.
Pero aquí es donde De Felippe ganó el ascenso, porque
mientras cualquier otro hubiese escapado del problema (la gente lo respaldaba a
él y no así al plantel), él decidió quedarse hasta el final, aunque después de
Almirante Brown se 'plantó' y dijo: "Esto es un quilombo". Goleó a
Talleres, empató en Santa Fe con Unión, lo 'bailó' en Misiones Crucero del
Norte, venció polémicamente a Sportivo Belgrano y perdió en Jujuy por una
distracción de su defensa. En ese lapso, el DT se enojó con el equipo, con la
dirigencia por no cumplir y hasta 'lloró' por los fallos arbitrales,
argumentando que ésta parecía la manera de conseguir las cosas y "no pasar
por boludos", porque se sentía perjudicado. Sin dudas, los nervios lo
empezaron a desbordar, pero también su experiencia de vida en Malvinas le dio
coraje, porque sin tapujos también afirmó: "Tuve miedo en otra época, no
ahora".
Fuente Play Fútbol
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