Brasil no quiere que se repita esta imagen de Sudáfrica, con
barras argentinos.
Por Gustavo Grabia
Interpol Brasil dijo que no ingresará ninguno de los 2.100
barras argentinos. Ayer cayó el segundo, de Estudiantes.
Hay dos cosas que quieren los brasileños por estos días:
salir campeones del mundo y que nadie les arruine la fiesta.
Y los barras
argentinos ya están viviendo en carne propia esta máxima: el lunes fue
deportado Daniel el Rana Atardo y ayer cayó el segundo, Ariel Adrián Abolio,
barra del Pincha, que integraba la lista negra porque fue puesto en derecho de
admisión por la dirigencia Pincha en 2012, en medio de la pelea entre las
facciones La banda del León, del Morsa Montero y Los Leales, de Adrián Socío.
Abolio, junto a tres familiares, eran del grupo del Morsa, que terminó
perdiendo la tribuna. Y a este ritmo, los 29 que mandaron de vuelta de
Sudáfrica van a ser un apéndice más si se atiene a las declaraciones de Luis
Fernando Navajas, jefe de Interpol Brasil, quien aseguró: “Las autoridades
argentinas nos entregaron una base de datos con 2.100 nombres de barrabravas.
Estos serán impedidos de entrar, como ya se hizo en el aeropuerto de San Pablo.
En caso de que alguno consiga burlar los controles, se lo seguirá en Brasil y
será deportado. Todos, absolutamente todos los que integren esa lista serán
deportados”.
Navajas, además, hizo una diferencia con los hooligans
europeos. “Ellos no representan un problema porque están impedidos de dejar su
país. En el Reino Unido, Alemania, Bélgica y Holanda les sacan los pasaportes
mientras dura el Mundial. Eso no ocurre con Argentina, por la legislación que
tienen. Entonces, nos enviaron la lista y actuamos nosotros. Nadie arruinará la
fiesta”, concluyó.
Las deportaciones de Atardo y Abolio sonaron como alarma
para los cientos de barras que pensaban cruzar a Brasil. Los que iban en avión
cambiaron de idea y ahora lo harán por vía terrestre tratando de evitar el paso
de Uruguayana, que será el más controlado. Algunos pensaban pasar a Uruguay por
Entre Ríos, a la altura de Colón, y de ahí cruzar a Brasil por la frontera
charrúa brazuca Rivera-Santana do Livramento, pero aquí también se reforzaron
los controles. Por lo que ahora muchos tienen en mente hacer el cruce
Concordia-Salto y de ahí Artigas-Quarai, pequeño poblado brasileño con poca
presencia de la Policía Miltar. Son 200 kilómetros más, pero se garantizan
menos controles. Igual, varios están empezando a resignarse a seguir el torneo
desde Argentina mientras ofrecen sus tickets, conseguidos por medio de los
clubes, a seis veces su valor original. Increíble, pero real.
Fuente Olé
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