Juan Manuel Trejo y Lucas Hernán Villalba, en un alto
de la pretemporada en Salta. El piberío del Rojo está a full...
Por Favio Verona - Salta
Trejo y Villalba, una dupla juvenil en la que Brindisi
confía. “Nos entendemos”, cuenta Lucas. “El secreto es que tenemos mucho
diálogo”, apunta Juan Manuel.
No fue el momento más propicio. En un contexto
desfavorable, las circunstancias no brindaban garantías.
Lucas Villalba y Juan Manuel Trejo vieron la luz cuando
a Independiente se le apagaban las esperanzas ante un final inexorable.
Debutaron cuando los cimientos se sacudían presagiando
el derrumbe. Parapetados desde la desfachatez, respondieron sin amedrentarse
ante las responsabilidades que varios jugadores de experiencia no toleraron.
El tándem que Villalba y Trejo conformaron por la banda
izquierda fue uno de los pocos puntos para rescatar del equipo. Esa mutua
sonrisa cómplice delata que, a pesar de su juventud, son viejos compañeros.
“Cuando éramos chicos estábamos del otro lado del
alambrado. Muchas veces fuimos con Juan a ver partidos en la popular de la
Doble Visera. Estuvimos afuera y sentimos lo mismo que hoy siente la gente, por
eso la comprendemos: el descenso me dolió como a cualquier hincha. Para mí,
Independiente significa mucho, es mi casa, y espero poder devolverle la alegría
a la gente que tanto ha sufrido últimamente”, relata Lucas Villalba. “En varias
oportunidades me tocó ir de alcanzapelotas y hoy comparto vestuario con
jugadores a los que admiré, como Rolfi. Disfruto cada minuto porque pasé momentos
muy difíciles para llegar hasta acá, recibí varios golpes en el camino y no fue
fácil. La gente de Independiente es complicada, pero eso es bueno. Uno tiene
más ganas de jugar cuando ve una cancha llena que te exige”, apunta Trejo, con
las heridas aún abiertas por el descenso.
-Y ahora les toca el momento más difícil de la historia
del club.
Villalba: Sí. Sabemos que se nos viene un año muy
difícil. Tenemos que colaborar con la reconstrucción llevando al Rojo a la A.
Trejo: La gente no merece tanto sufrimiento, por eso
tenemos la meta de llevar al equipo a donde debe estar.
-¿Y ustedes qué objetivos se plantearon?
V: Mi meta es sumar minutos, volver a tener la
posibilidad de jugar, demostrarle a Miguel que puedo darle mucho al equipo.
T: Mantener la tranquilidad. Y estar listo para cuando
el técnico lo necesite.
-Entre ustedes se complementan bien.
V: Sí, porque en Reserva jugamos más de un año y medio
juntos. Nos entendemos y hacemos un buen tándem para los relevos.
T : Desde Reserva somos una buena sociedad por la
izquierda. El secreto es que tenemos mucho diálogo.
-¿Los afectó mucho la presión que había cuando les tocó
debutar?
V: Presión deben sentir los padres que no tienen plata
para llevar comida a su casa y mantener una familia. Esto es sólo un deporte,
es fútbol. Más allá del golpe, para mí fue una buena experiencia, un curso
acelerado de lo que representa jugar en un grande.
T: Ya estoy adaptado. En estas circunstancias es cuando
se ve si un jugador tiene personalidad o no. Cuando entro a la cancha pongo lo
que hay que poner, siempre estoy tranquilo, no me afectan los murmullos o el
peso de la responsabilidad.
-¿Qué les remarca Brindisi en las prácticas?
T: No hay muchos entrenadores como él que le den tanta
seguridad a los juveniles. Nos aconseja dentro y fuera de la cancha; nos indica
cuáles son los caminos por los que hay que transitar la vida.
V: Tenemos un diálogo permanente. Confía mucho en los
juveniles...
-¿Ya saben cómo se juega en la BN?
V: Tuvimos la chance de enfrentar a Boca Unidos en la
Copa Argentina y el juego es distinto, más friccionado, se corre mucho.
T : Vamos a descubrir un mundo muy distinto al de
Primera División. Pero creo que tenemos las herramientas para afrontar
cualquier dificultad.
ENVIADO ESPECIAL
Fuente Olé

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