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viernes, 3 de mayo de 2013

Rolfi Montenegro : Juega de callado




Rolfi contó que no se arrepiente de haber regresado.

Rolfi Montenegro contó que está tranquilo con su conciencia por haber vuelto y que no está arrepentido, pero aclaró que no hay que hablar más sino enfocarse en el juego.

Y le pidió al hincha: "Sigan así, acompañen como hasta ahora, tiremos juntos para el mismo lado".

En plena batalla por mantener la categoría, el Rolfi Montenegro, conversó con la revista La Garganta Poderosa y aseguró: “Volví a Independiente por algo que sentía. Porque el jugador de fútbol tiene sentimientos también, aunque muchos crean que esto es un negocio. El fútbol no es sólo nuestro trabajo, sino nuestro sentimiento. Y yo sentí que era el momento indicado para volver. Estuve tres veces acá, y siempre me abrieron las puertas, me dieron todo lo que quería, lo que necesitaba; salí campeón, fui capitán, me gané un lugar en la Selección… Entonces, ¿cómo darle la espalda cuando necesitaban de mí? A pesar del presente, fue una decisión linda regresar. Realmente, tengo mucha suerte de estar acá, en mi interior, estoy muy tranquilo porque fue una decisión que tomé convencido, de la que no me arrepiento para nada. Acá estoy, para luchar hasta el final”.

Y le dejó un mensaje a los hinchas: “Lo único que les transmitiría es que sigan de la misma manera, que nos acompañen como nos están acompañando y que nos mantengamos todos juntos, tirando para el mismo lado”.

El enlace de Independiente que regresó a la entidad para salvarlo del descenso, también habló acerca de su humilde infancia en el Conurbano bonaerense, en su Villa Insuperable natal: “Hoy que las cosas van mal, me acuerdo de la niñez y me da fuerzas. No teníamos para comprarnos los botines, así que amigos de mi papá que confiaban en nosotros, nos ayudaban. Eran tiempos muy duros, no teníamos ducha, y el baño era en un fuentón, donde debíamos turnarnos… Faltaban cosas básicas, pero no me da vergüenza contarlo. Al contrario, estoy orgulloso de eso y de mis papás, que hicieron lo que tenían que hacer: acostumbrarnos a no ponernos en víctimas o dar lástima, aunque comiéramos lo mismo al mediodía que a la noche”.


Fuente Olé

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