“Vamos a salir a
buscar el partido en Córdoba”, aseguró el entrenador del Rojo.
Por Favio Verona Brindisi considera que esa es la clave
de la levantada. “Ahora tenemos una idea, una forma, un estilo”, dijo.
Los proyectos de vuelo corto, la improvisación como
método para paliar urgencias, la falta de referentes que perduren en el tiempo
para entablar lazos con la camiseta y la emigración prematura de los valores
surgidos de las Inferiores conllevaron a la pérdida insustituible de las líneas
históricas de Independiente. Hace rato que el Rojo carece de una impronta, que
no consigue ampararse al resguardo de un estilo definido de juego. El pasado de
Miguel Angel Brindisi no lo concibe como un producto genuino de la estirpe
roja. Su diplomacia dificulta la tarea de saber de qué lado de la vereda está
parado, pero las bases de su proyecto están ancladas en la búsqueda de una idea
madre. “Encontramos una identidad”, enfatizó el técnico, consciente de que el
fútbol siempre exige más que compromiso, intérpretes que sepan complementarse
con sus compañeros y una sintonía fina con el entrenador. “El equipo ahora
tiene una idea, una forma, un estilo. Y por eso nuestra intención va a ser la
de ir a buscar el partido frente a Belgrano. Todos hablamos de Newell’s, Lanús
y Vélez, pero ellos son uno de los mejores equipos de la Argentina y hay que
resaltar el trabajo que vienen haciendo. Nadie les regaló nada, tienen un
mérito importante, es un equipo dificilísimo”, destacó el entrenador, quien de
todas formas considera que un empate puede llegar a servir dependiendo de las circunstancias.
“Nuestra idea siempre va a ser salir a ganar, pero según cómo se de el partido
vamos a evaluar si perdimos dos puntos o si ganamos uno. Por ejemplo, contra
Lanús salimos a buscar el partido, pero no llegamos mucho y conseguimos un
empate que luego adquirió valor”, remarcó.
Cuando arribó a Independiente, Brindisi se encontró con
un equipo sumido en un estado de exaltación nocivo, alimentado por la amenaza
latente de un promedio demacrado que aún lo mantiene al borde del abismo. Sin
embargo, los últimos resultados nutrieron la confianza del grupo y se percibió
un cambio radical. “La ansiedad siempre está, pero antes nos dominaba la
desesperación. Sabemos que cargamos con el peso de una responsabilidad muy
grande, pero tenemos que estar tranquilos y pensar únicamente en lo inmediato”,
aseguró.
La vorágine propia de los tiempos convulsionados que
atraviesa el Rojo ni siquiera concede el tiempo suficiente para el regocijo
pasajero, y el técnico lo sabe. “Sólo podemos disfrutar de este buen momento
apenas se termina el partido, pero al otro día ya volvemos a todo lo que es
pensar en el próximo partido”, aseguró. Y se atrevió a imaginar el desenlace de
esta trama de suspenso: “Les agradecemos a los hinchas. Su apoyo nos complace
porque quiere decir que les gusta lo que están viendo en el rectángulo, se
sienten representados y orgullosos de estos jugadores porque advierten que
están dejando todo en la cancha. Ojalá podamos a través de esta ilusión
mantener una comunión entre el plantel y la gente. Me gustaría que esta
historia culmine con un abrazo fraternal entre ellos y los jugadores”.
Fuente Olé
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