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lunes, 2 de enero de 2012

El clásico de Avellaneda 2012 tendrá mucha pimienta.



 
Su segunda salida de San Lorenzo (la primera fue a través de una transferencia) lo dejó marcado a fuego a Sebastián Saja.

Tanto que no le perdona al entonces entrenador del Ciclón, Ramón Díaz, por haberle hecho pasar “los peores seis meses de mi carrera”.

-¿Qué pasa si ahora salís a la calle y te cruzás con Ramón Díaz? ¿O si te encontrás con él en un restaurante, por ejemplo?

-Sigo caminando derecho. Ni lo saludo ni me detengo, no pierdo tiempo.

-¿Tan jodido fue lo que te hizo?

-Es que me hizo pasar los peores seis meses de mi carrera.

-¿Creés que llegó a San Lorenzo con un preconcepto o con la idea fija de limpiarte?

-Nunca tuve la oportunidad de que me lo dijera. Y después con el tiempo empecé a dudar si fue una decisión de él o una decisión que la termina tomando él pero llevada por otros. Pero fue la persona que no me dio la oportunidad de entrenarme en el club donde pasé muchísimos años.

-¿Por qué empezaste a dudar de si fue él o no?

-Cuando San Lorenzo tuvo la fiesta del Centenario no me invitaron, pasaron un video de la Copa Mercosur e inevitablemente tuvieron que pasar una imagen donde aparecía yo. Cuando no me invitaron a la fiesta y con el tiempo, empecé a dudar, porque era una fiesta de San Lorenzo y no de un grupo de dirigentes.

-¿Y cómo hincha de San Lorenzo que pensás del momento que atraviesa?

-Primero me genera preocupación. La primera gestión de Savino había sido buena y me había tocado participar como jugador, yo veía que las cosas se estaban haciendo bien. Evidentemente la segunda o la tercera gestión fue muy mala. Sí me llamaba mucho la atención cómo San Lorenzo regalaba o desprestigiaba su patrimonio. No lo podía entender, pero nunca imaginé que iba a estar en esta situación.

El juicio al Ciclón

-Ahora en Racing, ¿tuviste miedo que los hinchas de San Lorenzo te putearan cuando te tocó enfrentarlo?

-Yo sabía que el hincha genuino no. Yo no tuve otra opción que irme, aunque algunos sin conocimiento pueden decir “Saja le hizo juicio a San Lorenzo”. Pero yo la única vía que tenía para jugar en otro club era pedir la libertad de acción. El verdadero hincha se acuerda de mí por el campeonato del 2001, por la Mercosur, por la Sudamericana, por un montón de otras cosas.

-¿A los 32 años mirás para atrás y decís “adentro de una cancha esto no lo tendría que haber hecho”?

-Puede ser, sí, con la hinchada de Boca por ahí hay gestos que desde adentro de la cancha uno no los puede hacer. En ese momento uno peca de inocente, de juventud, y tuve la suerte de que cuando me tocó equivocarme a mí todavía no vivíamos la locura de hoy, donde ante un gesto de esos hoy te pasan factura y tenés que ir a hacer tareas comunitarias. Jugando un partido con San Lorenzo contra Racing en el 2001, el campeonato que Racing sale campeón y nos ganan 4 a 1, yo me quise cagar a piñas con todos los jugadores de Racing y quedó como que me había enfrentado con los jugadores de Racing. Son cosas que hoy le aconsejaría a un chico que no las haga, porque el día de mañana uno nunca sabe las vueltas de la vida.

-¿Cómo está el fútbol argentino hoy?

-Lo encuentro menos técnico que hace diez años. No abundan los talentos.

-¿Será por la locura de que hay que ganar de cualquier manera?

-Pero también porque el que juega bien se va muy rápido. Es un poco de todo. Primero por las presiones, por el miedo a perder más que las ganas de ganar, y la falta de talentos.


Incentivación y soborno

-¿Conviviste con la incentivación en todas las ligas donde jugaste?

-Sí, en todos lados, como en la Argentina. Para mí la incentivación existe, pero es un tema tabú en el fútbol. No podés decir “me incentivaron”, pero existe. Acá y en Europa también.

-¿Y alguna vez sospechaste de que un compañero haya ido al bombo porque lo sobornaron?

-Ja, ja, ja... En Grecia me tocó jugar un partido contra un equipo que nos tenía que ganar para salvarse del descenso. Y que no nos podía ganar nunca, pero en las apuestas pagaba muy poco y en cambio nuestro equipo pagaba 5 a 1. Entonces dijimos con algunos compañeros vamos a apostar por nosotros que no podemos perder, pero cuando arrancó el partido nos atacaron toda la tarde por la derecha, al cuatro que era griego lo desbordaron todo el partido. Terminamos 0-0, pero me fui sospechando que o jugó muy mal o terminó apostando por el otro equipo (risas).



Fuente Independiente Crece

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