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- - En el barrio tenemos códigos
Dijo el
capitán mientras todos estábamos abrazados en la arenga. Pero ansiosos por
comenzar a jugar.
- - Y quienes no los respeten no pueden jugar en este equipo…
Nadie lo
escuchaba porque ya sabíamos el final del alegato.
Habíamos vivido
durante esos interminables partidos a los que la luz del sol les da el pitazo
final.
Pero con la Pulpo de goma. No con la de cuero, que era de César.
Esos eran
partidos, y a la pulpo le habíamos borrado las rayas de tanto rodar sobre una
cancha que nos dejó sus recuerdos en rodillas y codos.
- - Todos juntos como uno solo…
¡Que al pedo Huguito! –pensé- mientras lo
miraba a los ojos a mi Hermano que intentaba en su vehemente discurso torcer lo
inevitable de lo certero.
Pero siguió y lo escuché.
- - En este equipo lo que le pasa a uno nos pasa a todos.
Finalizó. Nos abrimos para nuestras ubicaciones
y comenzamos a jugar.
En algunas
circunstancias de la vida deberíamos ser más racionales que emocionales.
¿Cuántas veces le diste dinero por una estampita,
que devolviste, a un pibe en el tren?
¿Sabés a donde va a parar la guita? A un fulano
que gana tanto como Vos que laburás en serio. Y El con menos responsabilidades.
Pero la imagen del pendejo puede más que tu
razón. No deberíamos darle dinero, pero le damos la guita.
Debe ser eso que llaman sentimientos.
En algunas
circunstancias de la vida deberíamos ser más coherentes, para no tener que andar dando
explicaciones a quienes las merecen, por parecer nuestro comportamiento
errático.
Y les explicamos
que perdonar es Divino. Pero somos seres de carne y hueso, con nuestras miserias
y debilidades a cuestas. Y no deberíamos perdonar.
Si no podemos siquiera olvidar.
Por no poder justificar el pecado ni redimirlo.
Por no ser Divinos.
Y sin embargo otorgamos el perdón, sin juicio final.
A Priori, diría un boga.
Debe ser lo que los analistas de sistemas
llaman inconsistencias.
En algunas
circunstancias de la vida deberíamos ser más crueles.
Para aplastar tanta alimaña humana suelta que
goza de los privilegios que le otorgan los Derechos Humanos, que se ocuparon de
violentar sistemáticamente.
Debe ser lo que llaman Progresismo, los que “saben”.
En algunas
circunstancias de la vida deberíamos ser como Somos.
Y lo somos, sujetos diariamente al balance que se
hace de Pérdidas y Ganancias Afectivas.
Y MUCHOS SOMOS AMIGOS
Cuanto requerimos de Ellos, los Amigos Amor.
Cuanto estamos dispuestos a entregarles a
nuestros Amigos Amor.
O NO LO SOMOS.
De los que son excesivamente Egoístas, Egocéntricos,
Petulantes y Engreidos. Irrespetuosos, censuradores y mentirosos, pusilánimes y
cobardes. Traidores y travestidos que ocultos acechan para consumar sus bajos
instintos en las redes sociales, bajo varios niks o username para poner un
ejemplo...
César vio que la pelota venía en el aire, estaba
solo y creyó que sin marca.
Como en tantos partidos lo habíamos visto,
quiso rechazarla de chilena para lucirse.
Se elevó solo unos pocos centímetros y cayó
torpemente de culo.
La pelota lejos y las risas sofocadas al lado.
Ya la sabíamos de memoria. Nunca le salía. Solo
para el ridículo.
Era cuestión de esperar.
Se levantó frotándose el trasero dolorido y se
dirigió hacia donde estaba la pelota.
La de cuero, inocente, mansa al lado del alambrado.
La agarró con odio y gritó
- - ¡ FUE FOUL ¡
Ahora si la carcajada fue general.
Se le cagaron de risa todos.
Por eso se llevó la pelota.
Era el dueño y se jugaba cuando El quería y
como quería.
La pelota bajo el brazo libre pues con él otro se
friccionaba el orto dolorido.
Jugábamos
cuando El quería, creyó
.
Creyó El y se equivocó
Lo miré a Huguito, mi Hermano, que me había
dicho que ese partido se jugaba entero.
Y entró a la cancha picando la histórica Pulpo
de goma.
Y Yo no me quedé con las ganas. De sus pases.
De su alegría. De mis goles y los suyos. A pesar de que jugaba lesionado MI
Hermanito.
Para no darle el gusto a un boludo, y que la
Enorme Buena Voluntad de Huguito y nuestras ganas de jugar, dependieran solamente
del puto culón dueño de la pelota.
Mejor seguimos con la Pulpo.
Y que el pelotudo se quede con su desinflado cuero.
SOLO.
Y le aplaudan las Chilenas. Sus amigos.
Y vamos a ver cuántos juegan en su equipo,
hasta que se lleve la talope.
Y cuantos siguen.
En esos equipos no juego.
Con la ternura que emana de las Buenas
Voluntades Abortadas por un Abortero para mi Hermano Hugo Silva.
Que aún Cree. Y Yo Creo.
Fuente rrrojo para http://independientepaladarnegro.blogspot.com
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