Por Javier Brizuela
El 6 de mayo del año 1934 hizo su debut en Independiente el
paraguayo Arsenio Pastor Erico, quien se convertiría en el máximo artillero del
fútbol argentino.
El “Saltarín Rojo” vistió la casaca del conjunto de
Avellaneda a lo largo de doce años, durante los cuales disputó 325 encuentro y
anotó 295 goles. Además, dentro de su extenso ciclo en el “Diablo” consiguió
los campeonatos de Primera División de 1938 y 1939, la Copa Ibargüen de los
mismos años y la Copa Escobar del ’39. En lo que respecta al plano
internacional, Erico se consagró, también con Independiente, en la Copa Aldao
de 1038 y 1939, que se disputaron en Argentina/Uruguay.
Luego de partir de Independiente, a raíz de las diferencias
que mantuvo con los dirigentes, regresó a su país natal para vestir la camiseta
de Nacional y cumplir su deseo personal de sacarlo campeón, para después volver
a Argentina a defender la casaca de Huracán, donde no convirtió goles.
Fue uno de los jugadores más destacados de su época y se lo
consideró el octavo mejor jugador Sudamericano del Siglo XX. En nuestro país su
nombre es sinónimo de gol y nadie ha alcanzado su récord de 295 tantos hasta el
momento.
Una de las tribunas del Bochini-Libertadores inmortalizó su
nombre en casa, él ya lo había hecho en la historia del Rey de Copas y el
fútbol Argentino.
Fuente Orgullo Rojo
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