El torneo es largo, pero ya llegó a la mitad, e
Independiente cada vez se aleja más de la punta que alguna vez supo conseguir.
Al Rojo se le escapan partidos que parecen cerrados, y otros donde el rival es
netamente inferior. El que parecía un serio candidato a conseguir el título,
ahora parece ese equipo endeble del que se hablaba en la previa del torneo.
El Rey de Copas tuvo un gran arranque, con cuatro triunfos y
tres empates en las primeras siete fechas. Había despachado a Racing en el
Clásico (que venía con la valla invicta) y a Estudiantes, dos que empezaron
animando el campeonato, y daba la sensación de ir en serio. La solidez
defensiva y el manejo en el mediocampo eran los puntos fuertes, pero pecaba de
poco profundo.
Sin embargo, en las última siete fechas, el Diablo apenas
consiguió ganarles a Colón y a Huracán, y perdió con Atlético Tucumán, Lanús y
Godoy Cruz. Con un River plagado de suplentes, a Independiente se le escapó un
encuentro que parecía tener encaminado, por el resultado y por el desarrollo.
Más increíble fue el empate del último sábado, cuando le ganaba 3-1 a un Vélez
que no encontraba el rumbo, y de la nada hizo dos goles que le permitieron
salvar un punto.
Lo cierto es que el Rojo no tiene la regularidad necesaria
para pelear arriba. En las primeras siete fechas, consiguió cuatro de los seis
triunfos que tiene hasta el momento, y en las últimas siete, el equipo sufrió
un bajón del que no logra recuperarse. Probablemente sea por la falta de
variantes o por problemas de planteo, pero si el Rey de Copas desea permanecer
entre los mejores, deberá volver a ser ese que supo sorprender en el arranque
del torneo.
Fuente Infierno Rojo
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