Por Federico Conditi
Independiente sufre en particular la misma crisis que
atraviesa al país en general: la división política y los intereses personales
impiden el desarrollo de cualquier proyecto a largo plazo que haga viable el
futuro del club, tanto en lo económico como en lo deportivo. Es importante
entender dónde radica el problema, porque sin un diagnóstico correcto no vamos
a poder alcanzar las soluciones necesarias.
Que no nos confundan, Independiente no es un club inviable
económicamente e inevitablemente deficitario. Más allá de nuestra rica historia
que nos permite contar con una marca de una potencialidad enorme, somos el club
con el estadio más nuevo del fútbol argentino, el cual cuenta con la mayor
cantidad de palcos de todo el país (204), el tercero en socios (85 mil activos)
y el club con más Peñas en el resto de la Argentina. Pensar que Independiente
es inviable es un ejercicio de autoengaño. Si así fuera, no se habrían sumado
más de veinte mil socios activos en menos de 45 días.
Lo primero que tenemos que hacer los hinchas de
Independiente es recuperar la autoestima, seguimos siendo el club más grande de
América y muchos de los que disfrutan este momento lo hacen por el temor a
vernos de pie y lo que representamos: un club que construyó la primera cancha
de cemento de América, que conquistó el continente y el único que le peleó de
igual a igual su lugar en la historia a Boca y a River. ¡Quien nos convenció de
que Independiente no tiene futuro o es inviable?
¿Cuál es la salida? Cómo primer paso, dejar de lado las
diferencias políticas y acordar puntos de unidad que nos permitan comenzar a
caminar todos juntos. Como segundo paso, comenzar a asumir que quizá estemos
algunos años más sin festejar títulos para desarrollar un proyecto a largo
plazo que nos permita ser campeones una vez que estemos económicamente e
institucionalmente ordenados.
Por último y fundamental, tenemos que volver a unir a la
familia roja y eso comienza por nuestras glorias. No podemos seguir expulsando
a nuestros ídolos. Es un pasivo enorme que nos cierra infinidad de puertas que
estén alejados del club los Milito, Aguero, Gustavo López o Mondragón, por solo
citar algunos ejemplos. Tenemos que trabajar para que cada uno, desde su lugar
y sus posibilidades, esté cerca del club y vuelva a sentirse parte de la
familia Roja. Ayudando a recuperar y transmitir esa identidad de grandeza que
hoy parece lejana.
Que no nos confundan, no hay que rematar ni gerenciar nada,
tampoco la salida será algún grupo económico, extranjero o local, que quiera
que recuperemos la esperanza hipotecando el sentimiento. Si alguien tiene esas
siniestras intenciones, los socios y socias de Independiente no se lo vamos a
permitir.
El dilema no es Sociedad Anónima o quiebra. El desafío es
cómo volvemos a unir a la familia Roja para generar un proyecto serio, que nos
permita volver a ser el Independiente que los que bordeamos los 40 años alguna
vez conocimos.
La división nos llevó hasta este triste presente, es hora de
unirnos para volver a ser.
Fuente Soy del Rojo
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