Por Quique Gastañaga
Merece confianza el DT del Rojo. En un club tumultuoso y con
mínima inversión, acertó con Sosa, les da vuelo a los pibes, clasificó a
octavos de la Sudamericana en Tucumán y suma 5 sin perder, con un 86% de
eficacia. El desafío ahora es definir la identidad del equipo y crecer
No sólo se apoya en un ritual religioso, en ese minuto de
acercamiento total a la Virgen María y a San Expedito viralizado en la previa
de la revancha contra Atlético Tucumán. Despacio Lucas Pusineri empieza a sumar
argumentos para que lo dejen en paz, para que le permitan trabajar con
tranquilidad en este Independiente que hace bastante tiempo vive en estado de
tensión, en este fútbol argentino que envuelve en interrogantes a casi todos
los equipos excepto Boca y River.
Es imprescindible comprender el contexto.
Independiente se hizo amigo de los escándalos. Los jugadores
más importantes se peleaban con los dirigentes y se querían ir. La mayoría se
fue: Campaña, Gastón Silva, Sánchez Miño, Cecilio Domínguez, Fernando Gaibor, Leandro
Fernández, Braian Romero, Chávez, Albertengo y Verón. Deudas. Juicios. Más rojo
que nunca en los números. Menos refuerzos que casi siempre: apenas llegaron
Sebastián Sosa, Ezequiel Muñoz, Lucas Rodríguez y Federico Martínez.
Este escenario de espinas e incógnitas transita Pusineri. Es
cierto: nadie lo obligó. Eligió. Sabía dónde se metía. También es real que se
trata de un riesgo que le sirve: si sale bien se potenciará definitivamente
como entrenador. En consecuencia, debe hacerse cargo. Y para que lo dejen en
paz, más allá del contexto limitado, algo su equipo debe ofrecer.
Inteligente como es, Pusineri sabe cuáles son las reglas del
juego.
“Me juego todo de aquí hasta fin de año”, había dicho antes
del arranque de esta temporada, consciente de que su vínculo vence en diciembre
y que la paciencia no existe en los grandes, mucho menos cuando hace rato que
no saborean la grandeza de verdad. Por algo el lunes el secretario general
Héctor Yoyo Maldonado aseguró que “no está en juego el contrato de Pusineri” y
que “la idea es renovarle hasta fines de 2021”. Si un dirigente en la antesala
de un choque decisivo sale a respaldar a su entrenador, ¡atención! Por todas
esas palabras, necesitaba el técnico el alivio de la noche tucumana.
Vaya si tiene valor la clasificación a octavos de la
Sudamericana atrapada ante un equipo especialista en bajar grandes, dirigido
por un entrenador híper astuto como Ricardo Zielinski y con el antecedente
fresco de haber goleado con sus suplentes a Racing. Representa mucho para
Independiente y también para Pusineri.
Es que no se trató sólo del resultado. Aunque lejos estuvo
de ser el partido perfecto de Independiente, el entrenador puede sentir con
razón que rescató varias razones para creer que mañana puede ser mejor y que
además lo fortalecen:
# Compromiso total. Los jugadores le respondieron en lo
esencial, en lo que nunca debiera faltar pero a veces no aparece, en Tucumán
sobró actitud.
# Orden. Más allá de la desatención en el gol de Atlético
(Monzón tiró el centro con demasiada libertad y Heredia cabeceó en soledad),
Independiente no se desarmó casi en ningún momento. Sufrió muy poco. Manejó el
primer tiempo. Y en el segundo, Atlético tardó media hora para inquietarlo de
verdad. Ni siquiera los tucumanos pudieron ponerlo en jaque con el juego aéreo,
una de sus principales fortalezas. Ahí se mostraron firmes Alan Franco y
Alexander Barboza.
# Situaciones de gol. El Rojo no sólo sostuvo el 1-0 de la
ida. Además, generó bastantes chances más peligrosas y más claras que Atlético.
Así agigantó a Lucchetti.
A repasar: antes del grito de Silvio Romero, el arquero le
tapó un mano a mano al goleador y hubo otra aproximación más que nítida. Después
del empate tucumano, fue Domingo Blanco quien perdió cara a cara con el Laucha.
Ya en el segundo tiempo, en el tramo final, Federico Martínez clavó un tiro
libre en un palo y dilapidó luego una réplica. Y en la expiración, Silvio
Romero no pudo resolver otro mano a mano. No fue una máquina, pero debió ganar
Independiente.
# De nuevo Sosa. Gran acierto de Pusineri. Lo eligió y el
uruguayo ex Vélez y Boca la rompe. Tras la salida traumática del capitán
Campaña, el DT insistió para que contrataran a Sosa, mirado por muchos con
desconfianza. Y no se equivocó. Es la columna donde se apoya este
Independiente. Vital en los dos partidos anteriores y también en la vuelta con
Atlético. Si bien no lo pelotearon, a los 30 del segundo tiempo tapó con la
cara un misil de Lotti. Hubiera sido el segundo de Atlético. Hubiera desatado
el vendaval tucumano en ese cuarto de hora de final.
# Siempre Romero. Insistió para que el goleador se quedara.
Y ahí está, gritando goles claves, como siempre.
# Los pibes aportan. Alan Velasco (18 años) fue titular y
asistió en el gol a Silvio Romero. Ya en el segundo tiempo, entró Alan Soñora
(22) y le devolvió al equipo el manejo de la pelota, algo vital para atenuar el
temporal que pronosticaba Atlético. En los 5 minutos finales, Sergio Barreto
(21) fue incluido para defender el juego aéreo. Esta vez Braian Martínez (21)
no ingresó.
# Los cambios. Otro punto a favor del entrenador. Cuando
Independiente comenzaba a perder el control del partido, en el primer cuarto de
hora del segundo tiempo, Pusineri refrescó con dos cambios que oxigenaron al
Rojo. Adentro Alan Soñora, para administrar cada ataque, y afuera Roa, quien
fue demasiado intermitente. El equipo necesita mayor continuidad del
colombiano. Adentro el uruguayo Federico Martínez, para aportar vivacidad
ofensiva. Afuera Alan Velasco, quien había asistido en el gol pero luego se
había diluido.
# La racha. El freno del fútbol por la pandemia engaña.
Parece que hiciera una eternidad que Pusineri es entrenador de Independiente.
Sin embargo, apenas dirigió 14 partidos. El balance global no es malo por la
actualidad y los desatinos de la dirigencia: 6 triunfos, 3 empates y 5
derrotas. Son 21 puntos sobre 42 disputados. El 50% de eficacia. Sin embargo,
mucho mejor es la cosecha de los últimos cinco encuentros: cuatro victorias y
un empate, con 7 goles a favor y 1 en contra, 12 puntos sobre 15 y un
porcentaje del 86% de eficacia. Es la mejor racha del Rojo en los últimos dos
años.
Nada por supuesto es determinante. Falta mucho para un Rojo
que convenza, pero al menos hay algunas señales. Ya está en octavos. El próximo
obstáculo en la Sudamericana, Fénix de Uruguay, no parece complicado. Después
sí, ya seguramente más consolidado, en cuartos podría cruzarse con Lanús y en
semis tal vez con Vélez. Mientras tanto, habrá que ver cómo camina en la Copa
de la Liga Profesional, en el grupo que lidera con Colón e integran además
Central Córdoba y Defensa y Justicia.
Ahora el desafío de Independiente es definir una identidad,
crecer como equipo. Será clave que pueda el entrenador trabajar con más
tranquilidad.
Dejen en paz a Pusineri.
Fuente TNT Sports

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