(Foto: Prensa Independiente)
Por Favio Verona
Varios jugadores, dirigentes y otros actores importantes del
club reafirman en voz baja que Silvio Romero no se manejó bien como capitán
para pedir el pago de la deuda. Desde el entorno del delantero sostienen que él
no quiso intimar.
¿Cómo sigue esto?
Muchos jugadores consideran que el Chino adoptó una postura
demasiado confrontativa. Lo que cuestionan no es el reclamo, que por cierto
todos consideran legítimo, sino las formas de ejercerlo. Creen que no era
necesario llegar a la instancia de las cartas documento.
Están convencidos de
que el problema pudo haberse resuelto sin entrar en guerra con la dirigencia.
Y
advierten que quedaron expuestos ante el público en un contexto de crisis
generalizada por el parate del fútbol, lo que llevó a muchas instituciones a
tener dificultades para afrontar sus pagos cotidianos ante la merma
significativa de ingresos.
Desde el entorno de Romero aseguran que él no tomó la
decisión de ir a fondo, aunque en el plantel algunos sostienen que fue el punta
quien agarró las riendas y empujó a todos hacia la contienda. Lo mismo piensan
muchos dirigentes importantes. Todos acusan al Chino de haber sido quien
fogoneó la revuelta. Y existen otros actores muy importantes en la vida del
club que consideran que el atacante no debería continuar en la institución y lo
ven como el responsable de haber generado una grieta.
Romero llegó a Independiente a principios de 2018. En ese
momento, el Rojo se comprometió a pagarle al América de México 4.200.000
dólares por el 70% del pase. Si el club no hubiese desembolsado un monto tan
importante para contratarlo, sería más fácil concretar su salida. Pero los
directivos no están dispuestos a regalar el patrimonio. De todas formas, hay
posibilidades de que el goleador se marche si llega alguna oferta convincente.
Desde Avellaneda cuentan que lo que más despierta preocupación es la
continuidad de su vínculo con algunos de sus compañeros. Temen que pueda surgir
un foco de conflicto. Y ese temor no sólo se ve reflejado en lo que los
directivos sostienen en voz baja, sino también en otros actores clave.
El delantero de 31 años está indignado y optó por atacar a
los mensajeros. En diciembre del año pasado, sus representantes se pelearon con
la CD y casi vuelan trompadas.
En el club creen que por eso les está haciendo
la vida imposible.
Fuente Olé


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